Si bien nuestro cuerpo completo envejece continuamente, el proceso de envejecimiento no está necesariamente sincronizado. Algunos órganos pueden envejecer con mayor o menor rapidez que otros.
El envejecimiento de los órganos depende de diversos factores. Por ejemplo, aquellos con mayor peso en el metabolismo, como el corazón, el hígado o los riñones, se ven expuestos a mayores cargas y podrían envejecer más rápido.
En los órganos bien irrigados, el proceso podría ser más lento, dado que una buena circulación sanguínea favorece su abastecimiento de nutrientes y oxígeno, a la vez que elimina toxinas. Las enfermedades o infecciones pueden, en cambio, acelerar el envejecimiento.
También factores ambientales influyen en este proceso, por ejemplo, cuando la piel se ve expuesta a radiación ultravioleta o los pulmones al humo y la contaminación de aire. Aparte de la genética, también la capacidad regenerativa juega un papel clave.
Método simple y barato
Para determinar la edad real de los órganos se requería hasta el momento de complejas pruebas de tejidos. Investigadores de la Universidad de Stanford desarrollaron ahora un examen de sangre sencillo y barato, que puede establecer la edad efectiva de diversos órganos como el corazón, los riñones, el cerebro, los pulmones y el hígado, sobre la base de determinados grupos de proteínas en la sangre.
Pero, ¿sirve de algo saber que mi cerebro o mis riñones son ya bastante viejos? ¡Sí, y mucho! Porque entonces se puede desarrollar terapias preventivas mucho antes de que la debilidad del órgano provoque mayores problemas.
En el caso de un cerebro muy envejecido, aumenta por el ejemplo el riesgo de demencia. Un riñón envejecido, incrementa el peligro de diabetes y alta presión arterial. Y un corazón muy viejo tiene muchas más probabilidades de fallar.
Detectando riesgos
En el nuevo examen de sangre se analizan proteínas específicas de los diversos órganos que hay en la corriente sanguínea. Mediante un algoritmo especial, se determina entonces la edad de la persona y de sus 11 principales órganos.
Al evaluar los datos de 5.676 adultos de diferentes rangos etarios, los investigadores descubrieron que casi el 20 por ciento presentaba un envejecimiento acelerado de algún órgano.
Además, se evidenció que un envejecimiento acelerado de los órganos conlleva un riesgo de muerte entre el 20 y el 50 por ciento más elevado. Las personas con un envejecimiento acelerado del corazón tienen un riesgo 250 veces mayor de sufrir una insuficiencia cardiaca. Y un acelerado envejecimiento del cerebro y el sistema vascular es el responsable del rápido avance del Alzheimer.
Posibles terapias
Si se conoce el problema, se puede aplicar terapias. Los medicamentos que influyen en el metabolismo y complementos alimentarios como antioxidantes, que reducen el daño de las células, pueden retrasar el envejecimiento.
También en el campo de la medicina regenerativa y las terapias con células madre hay esperanzadores avances en cuanto a reparar o regenerar tejidos dañados.
Mediante un análisis preciso de diversos factores individuales, se puede desarrollar también una medicina personalizada, que apunta a cubrir las necesidades específicas de un paciente o un órgano. Claro que eso es extremadamente costoso.
Adicionalmente, existen ya diversos tratamientos antienvejecimiento, desde los que utilizan hormonas hasta nuevas tecnologías como la de la crioterapia, para eliminar tejido enfermo, o la nanotecnología.
Más allá de lo anterior, un estilo de vida saludable también puede ayudar a retrasar un poco el proceso de envejecimiento de los órganos. Y eso sale bastante más barato.
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