Enfermedades desmielinizantes

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ASPECTOS GENERALES

Hablamos de enfermedades desmielinizantes para referirnos al grupo de patologías que se caracterizan por la lesión de la mielina. Las neuronas transmiten las órdenes y reciben información en forma de impulsos nerviosos a través de los axones. La mielina es la vaina que recubre al axón, aumenta la velocidad de conducción y es fundamental para protegerlo. Su lesión provoca dificultades en la conectividad entre las diferentes áreas del sistema nervioso central y puede manifestarse en forma de síntomas motores, visuales, sensitivos, trastorno de la marcha o del equilibrio, entre otros.

La patología desmielinizante más frecuente es la Esclerosis Múltiple. Es más prevalente en mujeres y la edad de aparición suele oscilar entre los 20 y los 40 años de edad, aunque puede manifestarse también en niños o, de forma más tardía, en personas de mayor edad. Se trata de una enfermedad crónica, es causa frecuente de discapacidad y su forma más habitual es la Remitente Recurrente que cursa en forma de brotes. Un 10% de las personas con Esclerosis Múltiple presentan un inicio sin brotes, con síntomas que empeoran de forma progresiva, fundamentalmente con alteración en la marcha. Hablamos en estos casos de Esclerosis Múltiple Primariamente Progresiva.

¿Cuál es su causa?

La Esclerosis Múltiple es una enfermedad autoinmune. Desconocemos con exactitud por qué el sistema inmune reacciona dañando la mielina pero sabemos que hay unos factores que lo favorecen. Es importante destacar que no es una enfermedad hereditaria. Sí sabemos que hay una predisposición genética sobre la que actúan factores ambientales. Aumenta el riesgo si tenemos familiares de primer grado afectos. Es más frecuente en personas de raza blanca. Así mismo, la prevalencia es mayor en las regiones situadas a mayor latitud, disminuyendo el riesgo conforme nos acercamos al ecuador.

Respecto a los posibles factores ambientales, se ha relacionado la aparición y desarrollo de la enfermedad con la infección por el virus de Epstein-Barr, niveles bajos de vitamina D, la obesidad, el tabaquismo o cambios en la microbiota intestinal.

DIAGNSóTICO

¿Cuáles son los síntomas?

La forma más frecuente de Esclerosis Múltiple, la Remitente Recurrente, se manifiesta por un primer brote que puede cursar con síntomas motores, alteración de la marcha o del equilibrio, inflamación del nervio óptico con pérdida de agudeza visual y dolor ocular o alteraciones sensitivas en forma de hormigueos, acorchamiento o dolor neuropático. Para sospechar un brote, los síntomas deben mantenerse constantes al menos durante 24 horas.

Las personas con Esclerosis Múltiple pueden presentar también otros síntomas independientemente de los brotes como fatiga, problemas cognitivos, espasticidad, dolor o síntomas urinarios.

¿Cómo se diagnostica?

Para el diagnóstico es imprescindible la realización de resonancia cerebral y, habitualmente, también medular, donde podremos objetivar las placas desmielinizantes, que son aquellas áreas donde la inflamación de la mielina es visible. En función de la localización y la morfología de las lesiones y siguiendo los criterios diagnósticos de Mc Donald, modificados en el año 2017, el neurólogo confirmará si los hallazgos de la resonancia cumplen criterios de Esclerosis Múltiple. Habitualmente el estudio se realiza con contraste (gadolinio). Las lesiones con inflamación activa captan contraste.

Generalmente, el neurólogo realizará más pruebas complementarias para diferenciar la Esclerosis Múltiple de otras posibles patologías y asegurar el diagnóstico, como una analítica completa, un estudio de potenciales evocados visuales, auditivos y/o somatosensoriales y una punción lumbar. La realización de la punción lumbar es una práctica habitual dado que puede ser imprescindible para el diagnóstico en muchos casos, como ante un primer brote, y nos aporta información sobre el pronóstico.

TRATAMIENTO

¿Tiene tratamiento?

Sí, en el momento actual disponemos de múltiples tratamientos que actúan sobre el sistema inmunológico modificando la evolución de la enfermedad. Los fármacos disminuyen el riesgo de nuevos brotes, reducen el riesgo de aparición de nuevas lesiones en resonancia y mejoran el pronóstico. Es importante el diagnóstico precoz para iniciar el tratamiento en el momento adecuado y un seguimiento por un neurólogo especialista para elegir el fármaco indicado en cada caso. Disponemos de fármacos inyectables, orales y en infusión intravenosa. Cada uno de ellos actúa de una forma diferente sobre el sistema inmunológico y tiene un nivel de eficacia y unos riesgos distintos. La elección del tratamiento es un proceso complejo y requiere una evaluación personalizada del beneficio-riesgo en cada persona con Esclerosis Múltiple.

Además del tratamiento inmunomodulador, el neurólogo puede plantear otros dirigidos al control de síntomas como espasticidad, dolor o fatiga.

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Pueden influir los hábitos de vida sobre la evolución de la enfermedad?

Se recomienda mantener unos niveles adecuados de vitamina D, siendo necesario un control por parte del neurólogo en el caso de requerir suplementación. La obesidad empeora probablemente el pronóstico al generar un estado proinflamatorio. Hay datos sobre la influencia negativa del tabaquismo en el riesgo de progresión. Es recomendable evitar el consumo de alcohol y mantener una dieta mediterránea rica en pescado azul, frutas, verduras y legumbres, así como baja en ácidos grasos saturados. La actividad física y la rehabilitación neurológica son beneficiosas al generar mecanismos que favorecen la reorganización de las redes neuronales dañadas, si bien es recomendable la supervisión por un especialista para evitar lesiones y realizar un programa de ejercicios adecuado.

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