El ejercicio físico extremo, el que pone el cuerpo al límite, causa inflamación crónica en los tejidos del organismo que llevan al envejecimiento precoz. «El deporte de élite genera pequeños daños en el músculo que, a su vez, provocan un desgaste del tejido. Al cabo de los años puede darse un envejecimiento prematuro en tendones, músculos e incluso en todo el cuerpo», explica el investigador Salvador Macip, director de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y catedrático de Medicina Molecular de la Universidad de Leicester. Macip es experto en las fases biológicas del proceso del envejecimiento.
Macip precisa que el ejercicio «moderado y constante» –aquel que no pone el cuerpo al límite y que se contrapone a la vida sedentaria– es sano y necesario. Reduce el riesgo de enfermedades cardiacas y de padecer cáncer. «También disminuye el envejecimiento celular, en parte porque tiene un efecto antiinflamatorio. Sirve para limpiar los tejidos». Sin embargo, no ocurre lo mismo con el deporte extremo, aquel que hacen los deportistas de élite y quienes empiezan a practicar deportes de mucha intensidad, que puede «acelerar» los daños celulares y provocar «problemas de vejez crónica».
«Pequeñas lesiones»
«El deporte muy intenso genera pequeñas lesiones. Cuando pones el cuerpo al límite, se produce un desgaste», apunta este investigador, quien matiza que esto también depende mucho del «tipo de vida» que después lleve el deportista. «El mantenimiento [tras la retirada] es importante porque una de las causas del envejecimiento es la pérdida de masa muscular», añade.
¿Cómo se manifiesta este envejecimiento? ¿O a qué nos referimos cuando hablamos de este proceso? Como explica Macip, el envejecimiento «no es una sola cosa». «Puedes tener la piel perfecta y los músculos fatal», precisa. Y no todas las personas envejecen de la misma manera. «Aún no entendemos bien el envejecimiento porque son estudios difíciles de hacer, ya que implican seguir a las personas durante muchos años. Y porque aún no tenemos marcadores de envejecimiento lo suficientemente buenos», reconoce. Pero, aunque «todavía queda mucho por saber», asegura Macip que ya hay «pistas» e «indicaciones» de que el deporte intenso puede ser «malo» a la larga, frente al «moderado», que es bueno.
Reloj epigenético
Como explica este investigador, el único marcador del envejecimiento que existe actualmente es el «reloj epigenético». «La genética se refiere al ADN de las células, mientras que la epigenética alude a los cambios químicos del ADN», cuenta Macip. Con la edad, prosigue, hay una serie de «cambios epigenéticos que se pueden medir». «Hay ciertas modificaciones químicas del ADN que ocurren con los años, y eso es lo que se ha nombrado reloj epigenético. Hay diferentes tipos de relojes epigenéticos: el envejecimiento no es homogéneo en todo el cuerpo», explica.
Modelo de envejecimiento
El deporte de alta intensidad afecta a la expresión genética, tal como ha revelado recientemente un estudio del Institut de Recerca Sant Pau y la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). «Nuestros estudios están centrados en cómo se expresan nuestros genes en diferentes circunstancias, lo que se conoce como transcriptómica. La expresión de nuestros genes varía en función de las cosas que hacemos y del ambiente», explica José Manuel Soria, jefe del grupo de Genómica de las Enfermedades Complejas en el Institut de Recerca Sant Pau. Según él, aunque las personas heredamos genes que no pueden cambiar, estos sí poseen «cierta plasticidad» y su expresión puede «adaptarse» a las condiciones del entorno.
Esta clave es lo que su equipo ha investigado en el campo de la práctica deportiva. «El deporte de élite es un buen modelo de envejecimiento», asegura Soria. Su equipo, gracias a colaboraciones con la Maratón de Barcelona y la sección de balonmano del FC Barcelona, ha estudiado cómo se expresan los genes de los deportistas hasta 48 horas después de haber finalizado la actividad. «Hemos visto que, cuando acabamos una actividad deportiva de tanta intensidad, debido al estrés fisiológico, la expresión de nuestros genes simula que estamos enfermos, aunque no lo estamos», explica.
Sin embargo, asegura este genetista, los individuos se «recuperan» una vez han pasado 48 horas. Es decir, «recuperan» su salud. «Estamos muy interesados en esta recuperación porque ahí es de donde podemos extraer información sobre cómo vuelven a la normalidad las vías fisiológicas que se han alterado», cuenta Soria. Gracias al estudio hecho con jugadores del FC Barcelona, han identificado tres grandes perfiles de jugadores: los «recuperadores rápidos» (en poco tiempo vuelven a estar como al principio); los «lentos» (48 horas después del partido aún tienen alteradas vías de expresión de genes), y los «adaptables al deporte» (el esfuerzo ha tenido un «impacto mínimo» en la expresión de los genes. «Esto abre la puerta a personalizar intervenciones con jugadores a nivel de entrenamiento y fisioterapia”, cuenta Soria.
Así, la investigación del Institut de Recerca de Sant Pau se ha centrado en ver cómo el deporte de élite es un «buen modelo para estudiar el envejecimiento». Las alteraciones que se producen en los genes de los deportistas tras una actividad intensa son las mismas que se desarrollan en algunas patologías en las que el paciente, por el contrario, no se recupera. «Ya empezamos a tener información para intervenir y recuperar estas alteraciones», dice Soria.
Un ejemplo. Su grupo hizo una investigación en el campo base del Everest, a 5.360 metros de altura, en la que estudió cómo los alpinistas se iban adaptando a la falta de oxígeno. «Hemos visto que es algo parecido a lo que les ocurre a los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc). Esos mecanismos de recuperación en personas sanas nos pueden dar información sobre personas con epoc, porque la hipoxia [trastorno en el que hay una disminución del suministro de oxígeno a un tejido] también modula la expresión de nuestros genes, aunque luego nos recuperamos. Queremos ver si con el epoc funcionan los mismos mecanismos», explica este genetista. El objetivo es saber qué pautas modulan la expresión de manera saludable.
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