Colonoscopias para detectar cáncer de colon a tiempo: ¿cada cuánto tiempo debes hacerlas?

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El cáncer de colon es uno de los más habituales y de los más letales en nuestro país, pese a que con la detección a tiempo en muchos casos podrían evitarse los peores desenlaces. Para lograr tal cosa, existe un procedimiento clave: la colonoscopia, la prueba capaz de detectar incluso el precedente inmediato de los tumores.

El efecto que los programas de cribado tienen sobre la población está sobradamente documentado en un buen número de estudios sólidos, incluso cuando recientemente se ha puesto de manifiesto la complejidad a la hora de evaluar esta cuestión. Por ejemplo, entre el año 2.000 y 2.018, el número de muertes evitadas sólo en los Estados Unidos gracias a este procedimiento descendió desde 20 a en torno a 13 por cada 100.000 personas.

Hasta un 31% menos de riesgo

La periodista científica Emily Sohn expone en un artículo publicado en el medio científico Nature que la colonoscopia permite a los médicos examinar el colon entero en búsqueda de pólipos (crecimientos anormales precancerosos), pero que al mismo tiempo genera ciertas reticencias (especialmente en Europa) por su componente de invasividad y por el elevado coste que conlleva.

Así, un estudio europeo practicado sobre 84.000 personas, cita Sohn, arrojó que las colonoscopias reducían el riesgo de desarrollar cáncer en un 18% sin que se observara una reducción significativa de la mortalidad. No obstante, esta conclusión, admiten los propios autores, es algo engañosa; está fuertemente distorsionada por el hecho de que sólo un 42% de los pacientes a los que se les ofreció el procedimiento accedió a practicárselo. Si lo hubiera hecho el 100%, estimaron, la reducción en el riesgo de padecer la enfermedad hubiera alcanzado el 31% y el riesgo de mortalidad hubiera caído en nada menos que un 50%.

No sólo eso, sino que se ha señalado que los beneficios podrían ser más evidentes con períodos de seguimiento mayores (el estudio sólo realizó seguimiento durante 10 años) y más pronunciados en poblaciones con tasas desproporcionadas de incidencia de cáncer de colon.

Una prueba cada 10 años

El debate, pues, a menudo se sitúa en la comparación de los pros y los contras de la colonoscopia frente a los de otros procedimientos, como las muestras de heces. En este caso particular, la colonoscopia resulta mucho más costosa e invasiva (el paciente debe llevar a cabo una preparación de más de 24 horas, el procedimiento es más complejo y puede conllevar complicaciones que necesiten reparación posterior mediante cirugía), pero en cambio sólo es necesaria cada 10 años mientras que los análisis de heces deben practicarse cada año para lograr una cierta eficacia preventiva.

Eso sin tener en cuenta, además, que todas las alternativas necesitan una colonoscopia posterior para cotejar los resultados. Por ejemplo, explica Sohn, aquellos que no se practicaron una colonoscopia después de un positivo en un test inmunoquímico fecal (un método de análisis de heces) tenían el doble de probabilidades de fallecer que aquellos que sí que se la practicaron.

Con todo, quizás el método más eficaz para evitar muertes por cáncer de colon a gran escala pase por emplear todas las herramientas a nuestro alcance. Y es que, según argumenta la autora, ofrecer opciones a los pacientes parece aumentar la adherencia a los procedimientos en todas las franjas de edad. La eficacia y las condiciones de cada prueba pueden variar, pero todas ellas tienen un cierto grado de eficacia, siempre y cuando el paciente se realice alguna.

Referencias

Emily Sohn. Colonoscopies save lives. Why did a trial suggest they might not? Nature (2023). Consultado online en https://www.nature.com/articles/d41586-023-00020-5 el 12/01/2023.

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