Lo llaman ‘el paciente de Esperanza’ y, pese a haber contraído el VIH, su cuerpo parece haberlo neutralizado completamente y para siempre. Es el segundo caso de lo que se conoce como ‘curación esterilizante’. Ni siquiera queda material genético viable del virus en los reservorios de sus células, donde el VIH suele acantonarse en los pacientes que, gracias a los tratamientos, presentan una carga viral indetectable.
No hay rastro viable del virus en el cuerpo de este paciente que, como en el caso del único precedente conocido –la llamada ‘Paciente San Francisco’, de 2020– tampoco ha sido sometido a un trasplante medular de células madre. El hallazgo ha sido publicado en la revista Annals of Internal Medicine y difundido por el Hospital General de Massachusetts (MGH) en Boston, Estados Unidos.
Durante la infección, explican desde este hospital, el VIH coloca copias de su genoma en el ADN de las células, creando lo que se conoce como un reservorio viral. En este estado, el virus se esconde eficazmente de los medicamentos contra el VIH y de la respuesta inmunitaria del organismo.
Desde esos reservorios, en la mayoría de las personas, se producen constantemente nuevas partículas virales. La terapia antirretroviral puede impedir que se produzcan nuevos virus, pero no puede eliminar el reservorio, por lo que es necesario un tratamiento diario para suprimir el virus.
Controladores ‘de élite’
Algunas personas, conocidas como ‘controladores de élite’, tienen sistemas inmunitarios capaces de suprimir el VIH sin necesidad de medicación. Aunque siguen teniendo reservorios virales que pueden producir más virus del VIH, gracias un tipo de célula inmunitaria llamada ‘célula T asesina’ mantienen el virus suprimido sin necesidad de medicación.
La doctora Xu Yu, miembro del Instituto Ragon del MGH, el MIT y Harvard, ha estudiado los reservorios de VIH de los controladores de élite. Su grupo de investigación identificó en 2020 a una paciente con contrajo la enfermedad en 1992 y que no tenía ninguna secuencia viral del VIH intacta en su genoma, lo que indica que su sistema inmunitario pudo haber eliminado el reservorio del VIH, es la citada ‘cura esterilizante’.
El equipo de Yu secuenció miles de millones de células de esta persona –la californiana Loreen Willenberg, de 67 años, conocida como ‘Paciente de San Francisco’–, en busca de cualquier secuencia del VIH que pudiera utilizarse para crear un nuevo virus, y no encontró ninguna. Este extraordinario hallazgo, la primera incidencia conocida de una cura esterilizante sin necesidad de recibir medicación o incluso un trasplante de médula ósea para conseguir nuevas células madre, se publicó en la revista Nature en 2020.
Los científicos han analizado más de 1.190 millones de células sanguíneas y secuenciado 500 millones de células de tejidos.
El grupo de Yu informa ahora de un segundo paciente infectado por el VIH no tratado, conocido como el Paciente de Esperanza, que, al igual que el Paciente de San Francisco, no alberga genomas intactos del VIH. Los científicos han analizado más de 1.190 millones de células sanguíneas y secuenciado 500 millones de células de tejidos.
«Estos hallazgos, especialmente con la identificación de un segundo caso, indican que puede haber una vía de acción para una cura esterilizante para las personas que no son capaces de hacerlo por sí mismas», dice Yu, que también es médica investigadora en el Hospital General de Massachusetts.
La respuesta de las células T asesinas
La doctora Yu explica, además que estos hallazgos sugieren una respuesta específica de células T asesinas común a ambos pacientes, con la posibilidad de que otras personas con VIH también hayan logrado una cura esterilizante. Si los investigadores pueden comprender los mecanismos inmunitarios que subyacen a esta respuesta, podrían desarrollar tratamientos que enseñen a los sistemas inmunitarios de otras personas a imitarlos en casos de infección por el VIH.
Yu añade: «Ahora estamos estudiando la posibilidad de inducir este tipo de inmunidad en personas con terapia antirretroviral mediante la vacunación, con el objetivo de educar a sus sistemas inmunitarios para que sean capaces de controlar el virus sin terapia antirretroviral».
Artículos Relacionados: