Cuando el dolor de la espalda o del cuello se hace presente, la actividad normal se ve alterada. Buscar alivio para el dolor de espalda o el dolor del cuello es una de las razones más frecuentes por las que la gente acude al proveedor de atención médica o falta al trabajo.
«En la espalda y el cuello, la columna vertebral está compuesta por muchas articulaciones, las cuales pueden degenerarse y provocar dolor», afirma el Dr. Mohamad Bydon, neurocirujano en Mayo Clinic y editor de Back and Neck Health: Mayo Clinic Guide to Treating and Preventing Back and Neck Pain (Salud de la espalda y el cuello: guía de Mayo Clinic para el tratamiento y la prevención del dolor de la espalda y el cuello).
Las causas para el dolor de la espalda y el cuello varían desde problemas hereditarios hasta consecuencias de un trabajo con exigencias físicas, un accidente o una enfermedad. Si bien la mayoría de los dolores de la espalda y el cuello se resuelven solos, es importante no ignorar un dolor persistente.
«El dolor es la forma que emplea el cuerpo para advertirnos de que algo anda mal», dice el Dr. Bydon.
Cuando los síntomas de dolor de espalda y cuello no se resuelven en cuestión de tres o cuatro semanas y cuando los síntomas empeoran o aparecen nuevos, como entumecimiento, hormigueo o debilidad en el brazo, la mano, la pierna o el pie, el Dr. Bydon recomienda acudir al proveedor de atención médica.
De igual manera, recomienda recibir atención médica en los siguientes casos:
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El dolor se presenta después de un traumatismo, como un accidente automovilístico o una caída.
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El dolor es intenso.
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El dolor se presenta acompañado por fiebre de 38 grados Celsius o más (100.4 grados Fahrenheit o más).
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Se pierde la fuerza en un brazo o una pierna.
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No se puede controlar los esfínteres del intestino o la vejiga.
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Hay dolor de cabeza, hormigueo o entumecimiento junto con el dolor del cuello.
Identificar los problemas de la espalda y el cuello mediante radiografías, imágenes por resonancia magnética (IRM) u otros exámenes permite seleccionar con exactitud un tratamiento eficaz, el mismo que oscila desde medidas de autocuidado hasta cirugía.
«Lo bueno es que la mayoría de los casos de dolor de espalda y cuello pueden controlarse en casa. Cuando no basta con disposiciones de autocuidado, siempre se puede ayudar de alguna manera y normalmente se empieza con medidas no quirúrgicas», añade el Dr. Bydon.
Aliviar el dolor
Para aliviar el dolor, se puede explorar las siguientes opciones:
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Medidas de autocuidado
Las compresas calientes o frías y los masajes pueden ofrecer alivio. Hacer estiramientos y ejercicios suaves ayuda a relajar la tensión muscular. Los analgésicos de venta libre permiten controlar el dolor, pero hay que tener cuidado con estos medicamentos y tomarlos solo en la dosis recomendada.
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Fisioterapia
Un fisioterapeuta puede enseñar ejercicios específicos que sirvan para disminuir el dolor, reanudar las actividades y mejorar tanto la postura como la fuerza.
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Intervenciones no quirúrgicas
Hay una amplia variedad de intervenciones que pueden tratar el dolor de la espalda y el cuello, como la acupuntura, la quiropráctica, las inyecciones para estimular los nervios y los medicamentos recetados.
«Con la ayuda del médico, usted podrá sacar provecho de uno o más de estos tratamientos y reanudar sus actividades normales», afirma el Dr. Bydon.
Si estas alternativas no funcionan, puede ser necesario realizar una intervención quirúrgica.
Considerar la cirugía
«La cirugía normalmente es el último recurso de tratamiento para el dolor de la espalda y el cuello», comenta el Dr. Bydon.
La cirugía no elimina por completo el dolor ni cura enfermedades, como la artritis que provoca el desgaste natural y propio de la edad de los huesos de la columna vertebral llamados vértebras, así como de los discos que sirven de amortiguadores entre las vértebras.
La cirugía puede ayudar cuando los nervios de la médula espinal están comprimidos debido a cambios degenerativos en la columna vertebral. El cirujano extrae el hueso, el tejido dañado del disco, o ambos. La cirugía para fusión permanente conecta dos o más vértebras y, de esa manera, elimina el dolor producido por el movimiento vertebral. Los tumores o las deformidades de la columna vertebral también pueden justificar la realización de una intervención quirúrgica.
Los avances tecnológicos, como las cirugías guiadas por imágenes o por robot, continúan mejorando los resultados que se obtienen en los pacientes con las intervenciones quirúrgicas de la columna vertebral.
Toda cirugía conlleva posibles problemas que pueden variar desde sangrado e infección a complicaciones catastróficas, en raras ocasiones. «Con base en sus antecedentes de salud, el cirujano debe hablar de manera franca y abierta con usted acerca del riesgo de complicaciones», recomienda el Dr. Bydon. Buscar una segunda opinión le permite confiar más en su elección del cirujano y en el mejor método para usted.
Hábitos sanos para evitar el dolor
A fin de evitar el dolor de la espalda y del cuello, piense en prevenirlos.
Hacer ejercicio con regularidad fortalece los músculos, las articulaciones y los huesos que sostienen la espalda y el cuello. El ejercicio también ayuda a mantener un peso sano, lo que significa menos tensión sobre la espalda y el cuello. Hay que empezar a hacer actividad física de forma lenta.
«La mejor actividad es aquella que le gusta hacer y que hará, como caminar, bailar, practicar yoga, nadar, andar en bicicleta o cualquier cosa que le entusiasme», señala el Dr. Bydon.
Intente hacer 30 minutos, por lo menos, de actividad física moderada durante la mayoría de los días de la semana.
Mantener una buena postura es también importante. Sea que esté de pie, sentado o levantando algo, una mala postura lleva a debilidad y tensión en los músculos, así como a excesivo estiramiento de los ligamentos y más tensión sobre la columna vertebral. Evite encorvarse.
«En la salud, en general, hace una gran diferencia el tener hábitos sanos, como dormir bien y aplicar técnicas de relajación. Eso puede prevenir problemas graves, como el dolor de la espalda o del cuello, y permite recuperarse más rápidamente de tal afección», concluye el Dr. Bydon.
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