Cuando en 1692, James Watson y Francis Crick recibieron el Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos relacionados con la estructura del ADN, tuvo lugar una de las injusticias más sonadas de la historia de la ciencia. Décadas después, casi nadie niega el mérito de Rosalind Franklin, la científica que consiguió retratar la estructura helicoidal del ADN en su famosa Fotografía 51 y que fue apartada de los reconocimientos oficiales. No fue la única mujer relegada del mérito científico en el estudio de la genética.
Esa otra mujer era, además, religiosa. Se llamaba Miriam Michael Stimson y había nacido el 24 de diciembre de 1913 en el seno de una familia católica de Chicago. Fue la tercera hija de Frank Stimson y Mary Holland. Tras ella, nacieron dos gemelos cuyo parto dejó muy debilitada a su madre. Miriam ayudó en todo lo que pudo a sus padres y cuando tuvo edad suficiente empezó a estudiar en una escuela religiosa de la ciudad de Adrian, en Michigan, dirigido por las hermanas dominicas. Ya entonces, la ciencia era un hobby para ella pero también sintió la llamada de Dios así que tras graduarse, no solo continuó en el centro como maestra sino que terminó tomando los hábitos.
Convertida en la hermana Miriam, continuó con sus estudios en el Universidad de Siena Heights donde también ejerció como maestra de química. Miriam pasó largas horas en el laboratorio de la universidad investigando las células cancerígenas. En aquellas primeras décadas del siglo XX el mundo de la ciencia aún era muy reacio a ver con buenos ojos la presencia de mujeres en sus círculos de investigación. Que una mujer fuera además monja, era toda una excentricidad para muchos.
Miriam hizo oídos sordos a las críticas y evitó las miradas de recelo. Convencida de que la ciencia no estaba reñida con la fe, Miriam creía además que era por el camino de la ciencia que se podía llegar a descubrir la verdadera naturaleza de Dios.
En 1945 la revista Nature empezó a publicar sus estudios y en 1951 fue invitada por la Sorbona de París a dar una conferencia, convirtiéndose en la segunda mujer en hacerlo tras Marie Curie. Fue en aquella época cuando Miriam Stimson descubrió la estructura del ADN a partir de la utilización del bromuro de potasio y su análisis por espectroscopia infrarroja.
Durante años trabajó en la investigación del cáncer, en las técnicas de quimioterapia, escribió manuales sobre la técnica de la espectroscopia y continuó dando clases en la universidad.
La hermana Miriam Stimson falleció el 17 de junio de 2002 sin que su nombre fuera reconocido como se merecía en el ámbito de la génetica.
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