Las células madre pueden convertirse en casi cualquier tipo de tejido del cuerpo, son las células «maestras» que regeneran células dañadas, convirtiéndolas en tejidos, órganos y otros sistemas dentro del cuerpo. Son consideradas como los bloques constructores de la sangre y del sistema inmunológico, y pueden reproducirse como glóbulos rojos, blancos y plaquetas.
La especialista del laboratorio Reinhart, Piki Ruffinelli, explica que estas células pueden obtenerse del cordón umbilical del bebé. «La recolección de la sangre del cordón es indolora, sólo toma unos minutos y no tiene ningún riesgo para la madre o el bebé». Una vez recolectadas las muestras, éstas se almacenan en un laboratorio que debe estar certificado por la AABB (Asociación Americana de Bancos de Sangre).
La Asociación Americana es la entidad mundial que certifica estas guardas, los lugares y laboratorios donde se conservan; es decir, que si se llegara a necesitar un transplante y las células madre no fueran guardadas en un laboratorio bajo esta certificación, no sirven. Los centros de transplante no la aceptarán porque deben cumplir con estándares internacionales.
La sangre del cordón umbilical es la más rica fuente de células madre, con miles de millones de ellas que ya han sido utilizadas en más de un millón de transplantes en todo el mundo y están siendo investigadas en ensayos clínicos. Su importancia radica en que son 100 % compatibles, tienen una gran plasticidad para derivar hacia prácticamente cualquier linaje celular y la guarda podría servir para ayudarlo en caso de necesidad en el futuro.
Un ejemplo sería que, en algunos tipos de cáncer, al ser tratados con radiación o quimioterapia para destruir células cancerosas, no sólo destruyen a éstas sino también a las células sanas del paciente, así como la médula osea. La misma es indispensable para la producción de las células de la sangre, si se destruye por cualquier motivo, un transplante de células madre sería necesario. Las células madre transplantadas pueden volver a poblar la médula ósea, restaurándola.
Cada año miles de pacientes son diagnosticados con enfermedades que pueden ser tratados con transplantes. La especialista señala: “Alrededor del 70% de estos pacientes no puede encontrar un donante a través de los registros. Ahí es dónde almacenar las células madres para el uso de la familia es importante a futuro”.
La sangre del cordón umbilical es un recurso muy valioso que ha estado salvando vidas durante más de 20 años. En todo el mundo se han realizado más de un millón de tratamientos con células madre; entre ellas, se incluyen varios tipos de cáncer, transtornos de la sangre e inmunodeficiencias.
A la par, sus usos potenciales siguen siendo objeto de estudio en laboratorios de alrededor del mundo, en enfermedades como Alzheimer, Parkinson, diabetes, distrofia muscular y lesiones de la médula espinal, así como para la regeneración de nervios y tejidos.
De la pulpa dental
En el 2003 se descubrieron células madre mesenquimales dentro de la pulpa (tejido viviente suave en el centro) de los dientes. Estas células mesenquimales son las que tienen la capacidad de transformarse en una gran variedad de tejidos, incluyendo: tejido nervioso, tejido de músculo y cartílago. Es extremadamente importante en terapias regenerativas, en donde se podrían regenerar, incluso, órganos dañados.
Como la oportunidad de guardar las células madre del cordón umbilical se da una vez en la vida, sólo al momento del nacimiento, otra fuente sería la de la pulpa de los dientes. Es menos costosa y puede ser almacenada en cualquier momento: dientes de leche, extracción de dientes por ortodoncia, extracción de muelas de juicio y extracción de dientes o pulpectomía.
La investigación actual indica que hay un futuro potencial para cultivar tejido cardíaco, tejido cerebral, hueso, cartílago, músculo y tejido adiposo. El tiempo se encargará de confirmar o no, que esto sea posible.
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