Rodolfo Nava Hernández es un académico de la Facultad de Medicina de la UNAM que se ha dedicado a estudiar la relación entre el número de horas que trabajamos y las consecuencias que esto tiene para la salud. De hecho, México es el país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) donde más horas se trabajan por año, alrededor de 2,255.
Esto se traduce en enfermedades como diabetes, enfermedades cardiovasculares y depresión. Además en un país como el nuestro donde la esperanza de vida promedio es de 75 años, las personas suelen retirarse hasta los 73 después de haber trabajado un aproximado de 8.6 horas diarias.
Trabajo, depresión y otros padecimientos
En contraste con esa información, Canadá, otro de los países miembros de la OCDE, es el que menos trabaja con solo 1,703 horas anuales, un aproximado de 6.5 horas diarias, lo cual les permite tener una salud más estable. Es muy probable que las jornadas más cortas obedezcan a que en ciertas industrias el uso de robots es común, mientras que en México aún estamos bastante atrasados en ese aspecto.
Una persona que trabaja 11 horas o más al día, es mucho más propensa a sufrir de depresión, de acuerdo con los estudios hechos por Rodolfo Nava y quienes acumulan más de 55 horas por semana tienen un tercio más de riesgo de sufrir un infarto al corazón.
El principal problema asociado con el exceso de horas de trabajo es el aumento en el estrés, mismo que hace que el organismo produzca más cortisol, con esto se aumentan los niveles de azúcar en el cuerpo y esto deriva en diabetes, además somos más propensos a enfermarnos pues se debilita el sistema inmune, es posible que también se sufran problemas digestivos al pasar demasiadas horas sin consumir alimento, puede aumentar la presión arterial, y todo esto puede conducir a otras condiciones como irritabilidad, dolores de cabeza, cansancio, falta de apetito o atracones de comida y por último, pero no menos importante, infertilidad.
Sin embargo no somos el único país que padece por un exceso de trabajo, de acuerdo con Rodolfo Nava:
De hecho, los japoneses tienen una palabra para esto: karoshi, que significa muerte por exceso de trabajo. Se calcula que dos mil 300 nipones fallecieron en 2015 por esta causa. Las leyes de ese país consideran que, si alguien perece en dichas circunstancias, el gobierno aportará a su familia 20 mil dólares, mientras que la empresa contratante desembolsaría hasta un millón y medio de dólares de demostrarse que el deceso se debió a una desmesura ejercida contra su empleado
Ahora bien, en cuanto al tema legal tenemos que la Ley Federal del Trabajo establece jornadas de 48 horas semanales sin contar horas extras, en tanto que la mayor parte de las regulaciones internacionales fijan la jornada semanal en 40 horas, y todo esto por supuesto que tiene consecuencias tanto en lo físico como en lo emocional e incluso traspasa las fronteras laborales yéndose hasta el ámbito familiar. Todo esto se arreglaría si tan solo en más empresas consideraran la automatización versus la explotación.
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Lo peor de todo esto es que nuestra legislación laboral tiene ciertos aspectos que la hacen parecer «atrasada» con respecto a las de otros países, empezando por la citada jornada de 48 horas y hasta el hecho de no considerar las consecuencias del estrés como enfermedades relacionadas con el trabajo.
Así que si llegado el sábado a mediodía sientes que tu trabajo te está matando, es posible que estés en lo cierto.
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