Pasar mucho tiempo delante de una pantalla de ordenador o de otros dispositivos se ha relacionado previamente con comportamientos de trastornos alimentarios o, incluso, con insatisfacción corporal, problemas visuales, etc.. A una larga lista de efectos perjudiciales se podría sumar otro más como es el de la dismorfia muscular (DM), un trastorno mental en el que la persona se obsesiona por su estado físico hasta niveles patológicos. Este fue, precisamente, el objetivo de un estudio de la Universidad de Toronto (Canadá).
«Es importante estudiar síntomas de la dismorfia muscular relacionados con el uso de pantallas«, indicó el autor principal, Kyle T. Ganson, profesor asistente en la Facultad de Ciencias Factor-Inwentash de la Universidad de Toronto. «Sabemos que el tiempo frente a una pantalla puede tener efectos perjudiciales para los jóvenes, y ahora podemos incluir la dismorfia muscular en esa conversación», afirmó.
Para el estudio, publicado en la revista ´Eating and Weight Disorders´ se manejaron datos de más de 2.500 adolescentes y adultos jóvenes del Estudio Canadiense de Comportamientos de Salud de Adolescentes.
Factores de riesgo
«Nuestros datos respaldan que varias formas de uso de pantallas pueden estar contribuyendo a los factores de riesgo de dismorfia muscular, incluida la insatisfacción corporal y las presiones para lograr ideales corporales socioculturales», indicó Ganson. En concreto, los autores encontraron que pasar más tiempo con las redes sociales y con el envío constante de mensajes de texto, visualizando videos en línea, y chateando por video, entre otros, se asociaron con síntomas de dicha patología.
Los investigadores concretaron, al respecto, que el uso de la pantalla, incluido el uso de las redes sociales o la visualización de videos en línea, puede ser una vía para recopilar información sobre los comportamientos orientados a la musculatura, incluidas las rutinas de entrenamiento con pesas y las prácticas dietéticas. Por el contrario, las videollamadas pueden aumentar la insatisfacción corporal a través de la naturaleza autorreflexiva de este formato de comunicación.
«Este trabajo representa el comienzo de una importante línea de investigación en la que comenzamos a comprender exactamente qué contenido en línea puede tener la mayor influencia en los síntomas de la dismorfia muscular», indicó su autor. «Tanto agentes sanitarios como las familias deberían pensar en cómo se puede limitar y promover el uso seguro de las pantallas para los jóvenes con la esperanza de reducir los síntomas de salud mental, incluidos los de la dismorfia muscular», concluyó.
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