¿Qué es el herpes zóster?
El herpes zóster (culebrilla) es una erupción cutánea dolorosa causada por el virus varicela-zóster (VZV). Es el mismo virus que causa la varicela. Después de que una persona ha tenido varicela, el virus permanece inactivo en las células nerviosas. El virus puede volver a activarse años más tarde. En ese caso, aparecen una erupción roja o pequeñas ampollas generalmente en una parte del cuerpo y se propagan por las vías nerviosas donde el virus estaba inactivo. En algunas ocasiones, incluso después de que ha desaparecido la erupción, el dolor puede continuar durante un período prolongado de tiempo, una complicación llamada neuralgia posherpética (NPH). Las personas que reciben la vacuna contra la varicela también tienen un riesgo pequeño de tener herpes zóster, aunque parece ser inferior al riesgo luego de una infección de varicela. Las personas con un sistema inmunológico débil tienen mayor riesgo de contraer culebrilla. Casi la mitad de los casos ocurre en personas mayores de 60 años.
La incidencia del herpes zóster que ocurre en niños es baja, pero el riesgo de adquirir esta enfermedad aumenta con la edad. Los niños que tienen sistemas inmunológicos débiles pueden experimentar los mismos síntomas, o más graves que en los adultos. Los niños con mayor riesgo de tener herpes zóster son aquellos que han tenido varicela durante el primer año de vida o cuyas madres tuvieron varicela en la última etapa del embarazo.
¿Cuáles son los síntomas de la herpes zóster?
El herpes zóster ocurre con más frecuencia en el torso y los glúteos. Sin embargo, puede aparecer en los brazos, las piernas o la cara. Los siguientes son los síntomas más comunes:
- dolor, ardor, hormigueo o comezón en una parte de la cara o del cuerpo;
- erupción que puede aparecer hasta 5 días después y que primero se ven como pequeños puntos rojos que se convierten en ampollas;
- ampollas que se tornan amarillas y secas;
- erupción que generalmente desaparece en 2 a 4 semanas;
- erupción generalmente localizada en un lado del cuerpo;
- fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, náuseas;
- y la NPH puede causar dolor durante semanas, meses y, rara vez, incluso años después de que se resuelve la erupción.
Los síntomas del herpes zóster pueden parecerse a otras afecciones de la piel. Siempre deje que el diagnóstico lo realice su médico.
¿Cómo se diagnostica el herpes zóster?
Su médico le preguntará acerca de su historia clínica y le hará un examen físico. El diagnóstico también puede incluir:
- Raspados de la piel. Suavemente, raspe las ampollas para determinar si el virus es de culebrilla u otro virus.
- Exámenes de sangre.
¿Cuál es el tratamiento para el herpes zóster?
El tratamiento inmediato con fármacos antivirus puede ayudar a disminuir la duración y gravedad de algunos de los síntomas. Estos medicamentos antivirales (aciclovir, famciclovir y valaciclovir) son más eficaces cuanto antes se comience a administrarlos. Pregúntele a su médico acerca de los analgésicos de venta libre. Si su dolor es intenso, es posible que su médico le recete un medicamento más fuerte para el dolor. El uso de los medicamentos será determinado por su médico según los factores, incluida la duración y la gravedad de los síntomas.
¿Cómo puede prevenir el herpes zóster?
Los CDC recomiendan la vacunación a la edad de 60 años o más para todas las personas. Si tiene preguntas acerca de la culebrilla o si debe recibir la vacuna contra la culebrilla, hable con su médico. La vacuna (Zostavax) está aprobada para ser usada a la edad de 50 años también, pero las pautas actuales de los CDC no recomiendan la vacunación entre las edades de 50 y 59 años. Se ha demostrado en los estudios clínicos que la vacuna del herpes zóster reduce las infecciones a la mitad y la NPH en dos tercios. Incluso si usted ha tenido culebrilla, aún puede recibir la vacuna para ayudar a prevenir futuras incidencias de la enfermedad. La vacuna es eficaz durante al menos 6 años, pero puede durar más tiempo.
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