El biólogo Svante Pääbo (Estocolmo, 1955) ha sido distinguido este lunes con el Nobel de Medicina por sus estudios sobre la evolución humana. La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo, institución que otorga cada año el galardón, destacó que los hallazgos del premiado han sido usados de forma extensiva por la comunidad científica para mejorar la comprensión sobre el ser humano. «Pääbo usó tecnología existente y aplicó sus propios métodos para extraer y analizar ADN antiguo, cuando se consideraba imposible poder recuperar ADN de hace 40.000 años», dijo en rueda de prensa el presidente de la Asamblea del Karolinska, Nils-Göran Larsson.
Sus estudios crean una nueva disciplina: la paleogenómica, la cual incluye la primera secuenciación del genoma de homínidos ya extintos y las transferencias genéticas entre subespecies. Su trabajo ha revelado que la psicología de los humanos actuales o nuestra respuesta inmunológica se ve influenciada por secuencias genéticas de homínidos extinguidos.
Gracias a que casi todo el genoma humano había sido secuenciado a finales de 1990, existían estudios sobre la relación genética entre poblaciones humanas, pero no entre los hombres actuales y especies extintas, por lo que el trabajo de Pääbo es «realmente un gran descubrimiento», según Larsson. «Establece las bases para tener un conocimiento más profundo sobre las características que son específicas de los humanos modernos» y en el futuro dará «grandes conocimientos sobre la fisiología humana».
Pääbo hizo posible «lo que parecía imposible»
El galardonado, que vive en Alemania, contó que cuando le llegó la llamada de teléfono para anunciarle la concesión de un Nobel y vio que era un número sueco, lo que pensó es que tenía que ver con la casa de verano que tiene en Suecia: «Pensé ¡oh, el cortacésped se ha estropeado!, o algo así». En referencia a sus estudios, declaró que «de alguna manera, no pensé que esto pudiera ser realmente considerado para un Premio Nobel».
Los pasos hasta llegar al Nobel
Pääbo, quien se había doctorado en la Universidad sueca de Uppsala en 1986 con un trabajo sobre inmunología molecular, se interesó pronto por la posibilidad de aplicar la genética moderna al estudio del ADN de los neandertales. Durante su doctorado en Berkeley (Estados Unidos) en el grupo de Allan Wilson, pionero en la biología evolutiva, empezó a desarrollar métodos en ese área para poder afrontar que, tras miles de años, solo quedan pequeños fragmentos de ADN, contaminados por material genético de bacterias y humanos contemporáneo.
Cuando le contrataron en la Universidad de Múnich (Alemania), Pääbo decidió analizar ADN de mitocondrias, orgánulos de las células, las cuales contienen su propio ADN, presente en miles de copias, lo que le permitió secuenciar por primera vez material de un hueso de 40.000 años de antigüedad. El siguiente paso, desarrollado en el Instituto Max Planck de Leipzig (Alemania) fue secuenciar todo el genoma de un neandertal, algo que logró en 2010 y que hizo posible «lo que parecía imposible», en palabras del Instituto Karolinska.
A partir de ese logro pudo empezar a investigar la relación entre los neandertales y los humanos de hoy en día, y descubriendo, por ejemplo, que el ADN de aquellos era mas similar al de los hombres originarios de Europa y Asia que al de los de África.
Pääbo y su equipo descubrieron también un homínido desconocido hasta entonces, a partir de la secuenciación de una muestra de hueso de un dedo meñique encontrado en el sur de Siberia (Rusia), y al cual bautizaron como denisovano.
Con sus estudios también demostró que había existido flujo genético entre denisovanos y homo sapiens, una relación comprobada en poblaciones de la Melanesia y otras partes del sureste asiático. «Revelando las diferencias genéticas que distinguen a todos los humanos vivientes de los homínidos desaparecidos, sus descubrimientos proporcionan la base para explotar qué es lo que nos hace singularmente humanos«, se destaca.
Aportaciones de científicos españoles
El paleogenetista Carles Lalueza Fox, quien ha compartido investigaciones con el nuevo nobel, destaca que es «un pionero», un hombre que «vive para la ciencia» y ha destacado su satisfacción porque «es la primera vez que se da un Nobel a un investigador de la evolución humana, a la medicina evolutiva». Lalueza, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Cataluña, ha destacado a Efe el papel que el yacimiento español de El Sidrón (Asturias) ha tenido en los descubrimientos sobre el genoma de homínidos extintos y la evolución humana que le han dado el Nobel al investigador sueco.
Uno de los codirectores de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, ha afirmado que el equipo de Atapuerca colabora desde hace años con el biólogo premiado, y que este se siente «partícipe» del Nobel. Además, ha recordado que fue otra colaboración con el Max Planck lo que permitió hace unos años secuenciar el ADN nuclear más antiguo de un homínido, concretamente de un fósil de la Sima de los Huesos, también de Atapuerca, de hace unos 400.000 años.
Familia de Nobel
Svante Pääbo, es hijo del bioquímico sueco Sune Bergström, quien a su vez ganó el Nobel de Medicina en 1982, compartido con otros dos investigadores, por sus trabajos sobre las prostaglandinas. Aun así, el biólogo considera que la «mayor influencia» en su vida fue su madre, la química estonia Karin Pääbo, con quién creció.
Además del premio recibido hoy, Pääbo ha sido dotado con otros importantes galardones como el Gottfried Leibniz de la Sociedad de Investigadores Alemanes (1992), la medalla Darwin-Wallace y el Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2018.
El biólogo sucede en el premio de Medicina a los estadounidenses David Julius y Ardem Patapoutian, distinguidos en 2021 por descubrir los receptores de la temperatura y el tacto. Pääbo recibe al ganar este premio 10 millones de coronas suecas (916.000 euros, 882.000 dólares).
Con el Novel en Medicina o Fisiología empieza la ronda de ganadores de los Nobel de este año, que continuará este martes con el de Física y seguirá en días sucesivos con los de Química, Literatura, de la Paz y Economía, en ese orden.
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