Violencia estética y sus consecuencias en las mujeres

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Como mujeres, por cultura, siempre se han preocupado y ocupado del aspecto físico, y aunque es saludable el consumir alimentos nutritivos, cuidar de la piel y usar prendas que las hagan sentirse bien y cómodas con ellas mismas; el impacto de la comunicación, de los comerciales y redes sociales pueden afectar especialmente la manera en la que las mujeres se ven a sí mismas y transformar los hábitos saludables en una autoexigencia malsana.

En este sentido, la violencia estética se trata de esta presión social para que las mujeres (mucho más violentadas que los hombres), sigan religiosamente los cánones preestablecidos, que actualmente se relacionan con mujeres delgadas, pero con glúteos y pecho considerable, con pelo lacio, tez blanca, con nariz afilada, labios voluptuosos, cejas pobladas, y en general, con un rostro lo más “simétrico” posible. 

Para lograr estos cánones, las mujeres pueden llegar a violentar su propio cuerpo con transformaciones drásticas o poco saludables para su tipo de cuerpo y condiciones generales. Esto, sin embargo, no implica que procedimientos como la cirugía estética sean malos, pero el motivo de que cada vez más mujeres recurren a ella podría estar relacionado con esta presión social en aumento, y con señalamientos cotidianos del tipo: “te verías más linda con más pecho”, o, “si fueras más delgada tendrías novio”, etcétera. 

La forma dañina de la cirugía plástica es cayendo en su adicción, en la que se lleva el cuerpo y el rostro al punto de la deformación y una dismorfia percibida por las mujeres.

Al respecto, México es el quinto país con mayor demanda de cirugías estéticas en el mundo, con una cantidad de cerca de 923 mil cirugías de este tipo al año, de acuerdo con el Colegio de Profesionistas con Maestría en Cirugía Estética de México, el cual también estimó que el alza se mantendrá estable en el país.

Ante esto, quizá un cuestionamiento interno a fondo sobre las verdaderas razones por las que las mujeres desean cambiar sería lo ideal, además de considerar las recomendaciones médicas respecto a la capacidad corporal para tener más peso “por aquí o por allá”, así como las posibles repercusiones a corto y largo plazo. Esto no sólo aplica en el caso de las cirugías estéticas, sino para cambios relacionados, por ejemplo, con el cambio de la estructura capilar por medio de tratamientos agresivos, o el blanqueamiento de la piel.

Por otro lado, una forma común en la que se practica este tipo de violencia es por medio de la crítica o el bullying, que puede ser practicada tanto por hombres como por mujeres, acción que alimenta este ciclo tóxico. 

En cuanto a sus consecuencias sociales y particulares en las mujeres, algunas de las más importantes son:

  • Baja autoestima, debido a falta de aceptación.
  • Discriminación (laboral o social): Al negar a ciertas mujeres el acceso a puestos de trabajo debido a su tipo de cuerpo, color, tipo de pelo, etcétera.
  • Racismo y sexismo: Esto al señalar la piel blanca como deseable, y tonos más oscuros como indeseables, y sexismo porque muchos de los aspectos que se les critican a las mujeres son fomentados o valorados en los hombres, como el vello corporal y el peso, que son especialmente criticados en las mujeres, por lo que se trata de una cuestión meramente de género, no de salud.
  • Autolesiones: Como consecuencia máxima de la pérdida de autoestima.
  • Ansiedad: Debido a la necesidad de aceptación social innata en el ser humano y las cualidades físicas personales que pueden ser contrarias a los cánones.

 

¿Qué hacer ante esta violencia?

Además del mencionado cuestionamiento sobre la necesidad personal de cambiar, se puede hacer la siguiente:

  • Fomentar entre hombres y mujeres la inclusión y aceptación de distintos tipos de cuerpos, tipos de cabello, color de piel, etcétera.
  • Priorizar los cambios físicos que resulten benéficos para la salud, es decir, mejorar la alimentación, el consumo de agua, dormir mejor, y otros hábitos saludables. Es cierto, salud es belleza.
  • Evitar las críticas, denunciar el bullying y establecer protocolos de acción en empresas e instituciones.
  • Trabajar en la autoaceptación desde las diferencias; después de todo, son las que nos hacen personas únicas.
  • Pedir ayuda profesional en caso de ver afectada de manera negativa la forma en que las mujeres se ven a ellas mismas.

La belleza se trata de una construcción social; no existe tal cosa como el hombre y la mujer perfectos, pero todas tenemos virtudes y características que nos hacen únicas y bellas a nuestra propia manera, lo importante es reconocer esto, así como aprender a ver la belleza en las diferencias y los rasgos particulares de cada persona, a fin de reducir la violencia estética en el día a día.

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