Dolor de coxis: a qué se debe y cómo se cura

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Una caída, montar a caballo, estar un periodo extenso de tiempo sentado sobre una superficie dura o un parto complicado. Aunque parezcan situaciones distintas, todas ellas pueden provocar dolor en la zona del coxis o cóccix (rabadilla). La coccigodinia no es una afección sin importancia, pues una lesión en esta parte del cuerpo, que es muy sensible, puede afectar a la calidad de vida de quien lo padece. En este artículo se explica cómo es el hueso del coxis y, de la mano de un especialista, se detallan cuáles son las causas que provocan dolor en esta zona, cómo actuar ante su aparición y qué tratamientos hay disponibles.

El cóccix o coxis: el hueso de la rabadilla

El cóccix o coxis, más popularmente conocido como rabadilla, es el extremo inferior de la columna vertebral. Y es característico de los vertebrados que no tienen cola; de hecho, en inglés se le denomina ‘tail bone‘ (hueso de la cola). Aunque está formado por la unión de las últimas vértebras (entre tres y cinco), es un hueso sólido y la médula espinal no circula por su interior. Tiene forma triangular. Se articula con el hueso sacro (que compone la parte trasera de la pelvis) al que se une mediante los ligamentos sacro-coxígeos. Estos ligamentos están muy inervados, por lo que su desgarro o distensión, a menudo provocado por un traumatismo directo, es muy doloroso.

Este dolor en la zona del cóccix (coccigodinia es su nombre técnico) aumenta de intensidad al estar sentado, sobre todo si la superficie de apoyo es dura, pues eso hace que se distensionen más los ligamentos afectados. En algunas ocasiones, tal y como informan desde la Web de la Espalda, también aparece dolor en la zona lumbar, a causa de un mecanismo reflejo o de sobrecarga de la musculatura debido a las posturas que se adoptan para intentar reducir el dolor del cóccix.

Las causas de dolor de cóccix

Pero las causas de este dolor no están demasiado claras. A veces, se desencadena después de que la zona haya estado sometida a presión o a pequeños traumatismos repetidos, como estar sentado largo rato en alguna silla dura, montar a caballo o, incluso, tras un parto complicado. No obstante, también puede aparecer sin causa aparente.

El dolor de cóccix puede desencadenarse por presión, pequeños traumatismos repetidos o tras un parto complicado

Francesc J. Peris, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Instituto de Asistencia Sanitaria (IAS) de Girona, explica que las causas más habituales de la coccigodinia son un traumatismo directo (caerse de culo) que resulta muy doloroso y puede provocar fracturas y tardar tiempo en remitir, incluso semanas o meses. «También debido a quistes sacros, que se desarrollan cerca del cóccix y que producen pequeñas fístulas. De la misma manera, durante los partos difíciles o con bebés muy grandes el cóccix puede sufrir una subluxación o esguince. Y, en contadas ocasiones, este dolor está provocado por algún tumor o infección en el propio cóccix o zonas colindantes. Otro motivo, aunque menos conocido, es la obesidad: al levantarse y sentarse, el exceso de peso puede transmitir en la zona glútea movimientos anómalos al cóccix y sobrecargas persistentes que irritan la terminaciones sensibles de la zona y originan dolor. Asimismo, las personas diabéticas o fumadores tienen más riesgo, sin ser determinante», comenta el experto.

Cómo actuar ante el dolor de cóccix

Ante un dolor que no cesa en el cóccix, ¿cuándo hay que acudir al especialista? ¿Puede llegar a cronificarse? Peris asegura que no hay que alarmarse, pero sí que hay que repasar mentalmente las actividades de los últimos días porque en la mayoría de los casos la causa es mecánica.

«Es beneficioso realizar baños de asiento con agua fría los primeros días y agua tibia los siguientes, tomar algún antiinflamatorio, sentarse sobre cojines blandos y, sobre todo, evitar las sobrecargas mecánicas. La visita médica puede posponerse, pero si después de dos o tres semanas no ha disminuido ni tan siquiera mejorado el dolor con el primer nivel de tratamiento, lo más prudente es acudir al especialista para descartar otra afectación de algún órgano vecino», advierte este especialista.

La cronificación de este dolor está asociada a una causa inicial de sobrecarga, es decir, por una irritación continuada del cóccix, como sucede en obesidad. El diagnóstico de la enfermedad es principalmente clínico, sobre todo por las características del dolor (intensidad, localización), puesto que ninguna prueba radiológica permite ratificar o descartar su presencia. Cuando el dolor tiene una duración de más de dos meses, se considera que es crónico (cóccidinia crónica).

Tratamientos para la coccigodinia

Para tratar esta dolencia se sigue una escala ascendente. En la etapa inicial del dolor se indican “antiinflamatorios de primera línea, baños de asiento con agua fría o tibia, según el periodo de tiempo que se encuentre posterior a su aparición, y medidas para evitar el contacto directo de la zona con los asientos, como cojines blandos o cojines adaptados que tienen la zona central vacía (tipo neumático) para apoyar solo muslos y glúteos y que permiten dejar descargada la zona afectada”, señala Francesc J. Peris.

Una segunda línea de tratamiento, si el dolor es persistente y prolongado, son las infiltraciones de anestésico local más corticoides, que se administran en la zona del dolor. “Aunque son dolorosas, acostumbran a ser efectivas en casos difíciles. Solo hay que tener en cuenta que no se recomienda realizar más de tres infiltraciones”, especifica Peris. Este especialista detalla que existen otros tipos de infiltraciones a través del hueso sacro, pero que se reservan cuando el dolor es secundario a alguna causa localizada en la columna lumbar o sacra. También hay algunos autores que aconsejan realizar estiramientos de la zona glútea, pero no hay evidencias de sus resultados.

Por último, está la cirugía: extirpar el cóccix. En realidad, no es recomendable porque acostumbra a no ser resolutiva y, además, el postoperatorio es largo (puede ser de un año) y doloroso y muchas veces no resuelve el caso y persiste el dolor crónico. “Yo aconsejaría a los pacientes que no se precipitaran al tomar esta decisión porque, por norma general, la coccigodinia acostumbra a ser autolimitante y tiende a desaparecer en más o menos tiempo”, advierte el experto. Entonces, ¿en qué casos hay que operar? “Solo en casos de dolor muy intenso, de larga evolución, que no permita hacer una vida considerada como normal. Aun así, hay que estar preparado para pasarlo mal durante un postoperatorio largo”, advierte Peris.

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