La varicela no es solo cosa de niños. Aunque es una enfermedad infecciosa -producida por el virus varicela-zóster (de la familia de los herpesvirus)- que suele aparecer en la infancia, el 9,9 % de los casos de varicela tienen entre 15 y 44 años, y el 1,1 % son mayores de esa edad, según los estudios consultados.
Carmen Sánchez Peinador, miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), explica que “la varicela es una enfermedad muy contagiosa. El virus se propaga fácilmente de personas enfermas a aquellas que nunca han tenido la varicela o nunca se vacunaron. El contagio se da por contacto cercano con alguien que tiene la varicela, bien por contacto directo con el virus (por ejemplo, a través de lesiones cutáneas) o bien a través de gotitas en el aire, partículas de aerosol infectadas”.
En concreto, la médico de familia señala que las personas con varicela son contagiosas desde uno o dos días antes de que aparezca la erupción hasta que se haya formado una costra en todas las lesiones de la enfermedad. Los vacunados que contraen la enfermedad pueden presentar lesiones sin que se formen costras. Estas personas se consideran contagiosas hasta que hayan pasado 24 horas sin que tengan lesiones nuevas.
Pilar Camacho Conde, pediatra de IHP Alcalá de Guadaíra (Sevilla), profundiza en esta idea, comentando que el contagio de la varicela es directo de persona a persona por las lesiones de la piel o por las gotitas de Flügge (pequeñas gotas de saliva), y puede ocurrir desde 48 horas antes de que sea evidente el exantema.
En el exantema característico variceloso, dice Camacho Conde, destaca la coexistencia de lesiones en todos los estadios (es decir, coinciden todas las formas evolutivas de las lesiones y es lo que se conoce como ‘cielo estrellado’). Hay máculas (manchas), pápulas (bultos rojos o rosados), vesículas (ampollas) pequeñas, con contenido de líquido claro rodeadas de un halo hiperémico y luego costras que acaban resecándose y desprendiéndose. Es un exantema pruriginoso (causa picor), que puede afectar a cualquier parte del organismo (más en el cuero cabelludo que en las plantas de los pies y palmas de las manos), incluso a la mucosa bucal (lo que se conoce como enantema). Deja cicatrices permanentes por sí misma o por sobreinfección por rascado de las lesiones.
¿La varicela en el adulto puede ser más grave que en el niño?
“El grupo de edad más frecuentemente afectado es el de 1 a 10 años. Cuando se da en niños mayores o adultos, aunque es menos habitual, suele ser de mayor gravedad y con complicaciones más frecuentes”, advierte Camacho Conde.
Según Sánchez Peinador, “la varicela en adultos y en niños inmunocomprometidos (con leucemia, linfoma o infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana o VIH) es más severa y duradera que en los niños sanos, en los que es una enfermedad generalmente benigna que dura entre tres y cinco días”.
En adultos, la encefalitis es una complicación más grave y potencialmente fatal y se estima que afecta a entre un 0,1 y un 0,2% de los pacientes con varicela. La neumonía por varicela es una de las complicaciones más graves de esta infección, y es más frecuente en adolescentes y adultos que en niños.
Al respecto, la pediatra explica que “las complicaciones de la varicela son poco frecuentes en pacientes inmunocompetentes. En inmunodeprimidos, la enfermedad puede tener un curso más grave. Así, las complicaciones más frecuentes son las que afectan a la piel como el impétigo o sobreinfección, casi siempre por rascado. También la neumonía, ya sea por el propio virus o por sobreinfección bacteriana. Y, con menos frecuencia, la ataxia cerebelosa”.
Las personas con más riesgo de complicaciones
En palabras de la médico de familia, “el riesgo de complicaciones por varicela varía según la edad; son poco frecuentes en niños sanos y existe mayor riesgo para los mayores de 15 años, menores de 1 año y personas inmunocomprometidas. También las mujeres embarazadas son grupo de riesgo y aquellas personas que padezcan trastornos cutáneos y pulmonares crónicos”.
La relación entre la varicela y el herpes zóster
¿El herpes zóster en el adulto suele ser la reactivación del virus de la varicela que has pasado de niño? Sánchez Peinador explica que “cuando una persona padece la varicela, algunos virus quedan latentes en los ganglios sensoriales, y durante la edad adulta, al disminuir las defensas contra el virus, este puede reactivarse localmente y reaparecer en forma de herpes zóster, afectando al área del nervio que sale del ganglio sensorial afectado”.
Tratamiento de la varicela
Camacho Conde menciona como medicación para la varicela los antitérmicos, si es necesario para la fiebre, y algún antihistamínico que mejore el picor.
“Debe considerarse el tratamiento con antivirales (valaciclovir, famciclovir o aciclovir) en aquellos pacientes con riesgo de padecer enfermedad más grave (pacientes mayores de 13 años, que padezcan trastornos crónicos cutáneos o pulmonares y pacientes inmunodeprimidos)”, añade Sánchez Peinador.
Además, se debe evitar la infección bacteriana de las lesiones. Para ello, según la médico de familia, “los pacientes deben bañarse regularmente y mantener su ropa interior y sus manos limpias, con las uñas recortadas. No deben aplicarse antisépticos salvo que las lesiones se infecten, en ese caso se precisa de antibióticos. El alivio del prurito y la prevención del rascado -que predispone a la sobreinfección bacteriana-, pueden tratarse con compresas húmedas o, en caso de prurito intenso, con la administración de antihistamínicos sistémicos y los baños con avena coloidal”.
Para prevenir la sobreinfección, la pediatra aconseja “evitar frotar las lesiones durante la ducha. Secar bien y pueden usarse lociones secantes en las lesiones”.
¿Quién debe vacunarse?
Las expertas consultadas lo tienen claro: la mejor forma de prevención de la varicela es vacunarse contra esta enfermedad.
Artículos Relacionados: