Los investigadores han detectado que el farnesol, que se encuentra de manera natural en hierbas, bayas y otras frutas, previene y revierte el daño cerebral relacionado con esta patología neurodegenerativa.
En España al menos 150.000 personas sufren párkinson, una enfermedad neurológica, crónica y progresiva que, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), es diagnosticada cada año a 10.000 personas. La Federación Española del Párkinson (FEP) calcula que en 2040 esta será la patología grave más común, por lo que todos los pasos que se den para frenarla serán clave para la población en un futuro no tan lejano.
El último descubrimiento en este campo lo han realizado investigadores de la Universidad Johns Hopkins, que han demostrado en estudios con ratones que el farnesol previene y revierte el daño cerebral relacionado con el párkinson. Se trata de un compuesto orgánico que se encuentra de manera natural en hierbas, bayas y otras frutas.
Según su estudio, que se ha publicado en ‘Science Translational Medicine’, el farnesol puede prevenir la pérdida de neuronas que producen dopamina en el cerebro de los ratones desactivando PARIS, una proteína clave que interviene en la progresión de la enfermedad. La pérdida de estas neuronas afecta al movimiento y a la cognición, lo que provoca los síntomas característicos de esta enfermedad neurodegenerativa: temblores, rigidez muscular, confusión y demencia. La capacidad del farnesol para bloquear PARIS podría servir para desarrollar nuevas intervenciones contra esta patología que se dirijan específicamente a esta proteína.
«Nuestros experimentos mostraron que el farnesol previno significativamente la pérdida de neuronas productoras de dopamina y revirtió los déficits de comportamiento en ratones, lo que indica su potencial como tratamiento farmacológico para prevenir la enfermedad de Parkinson», explica Ted Dawson, director del Instituto Johns Hopkins de Ingeniería Celular y profesor de neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. Los resultados del trabajo detallan cómo los investigadores identificaron el potencial de este compuesto natural al examinar una gran lista de medicamentos con el fin de encontrar aquellos que inhibieran PARIS.
En el cerebro de las personas con párkinson, una acumulación de PARIS ralentiza la fabricación de la proteína protectora PGC-1 alfa. La proteína protege a las células cerebrales de las moléculas reactivas de oxígeno dañinas que se acumulan en el cerebro. Sin PGC-1alpha, las neuronas de dopamina mueren, lo que lleva a los cambios cognitivos y físicos asociados a la patología neurodegenerativa.
El experimento con ratones
Para estudiar si el farnesol podría proteger el cerebro de los efectos de la acumulación de PARIS, los investigadores alimentaron a unos ratones con una dieta suplementada con el compuesto y a otros con una dieta normal durante una semana. Después, los científicos administraron fibrillas preformadas de la proteína alfa-sinucleína, que está asociada con los efectos del párkinson en el cerebro. Encontraron que los roedores alimentados con la dieta con farnesol se desenvolvieron mejor en una prueba de fuerza y coordinación diseñada para detectar el avance de los síntomas de la enfermedad.
Cuando los investigadores estudiaron el tejido cerebral de los ratones en los dos grupos, encontraron que los que recibieron farnesol en la comida tenían el doble de neuronas dopaminérgicas sanas que los no alimentados con la dieta enriquecida con el compuesto. Los nutridos con farnesol también tenían, aproximadamente, un 55% más de la proteína protectora PGC-1 alfa en sus cerebros que los roedores no tratados.
En experimentos químicos, confirmaron que el farnesol se une a PARIS, cambiando la forma de la proteína para que ya no pueda interferir con la síntesis de PGC-1 alfa.
Si bien este compuesto se produce de forma natural, las versiones sintéticas que se venden y las cantidades que las personas obtienen a través de la dieta no están claras. Por ello, los expertos advierten que aún no se han determinado las dosis seguras de farnesol para humanos y que solo los ensayos clínicos cuidadosamente controlados pueden hacerlo.
Aunque se necesita más investigación, Dawson y su equipo esperan que el farnesol pueda usarse algún día para crear tratamientos que prevengan o reviertan el daño cerebral causado por la enfermedad de Parkinson.
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