También las células madre son conocidas como «semillas mágicas» porque tienen la habilidad de curar enfermedades, regenerar órganos y hasta prolongar la vida.
Pese a ello, «existe aún poca demanda de almacenamiento de células madre por creer que es un procedimiento muy costoso o porque la gente no sabe de esta posibilidad hasta después del parto», explica en entrevista con Efe Julio Myslabodski, director comercial del Banco de Cordón Umbilical (BCU) de México.
El número de bancos públicos de células madres es todavía reducido. En México, existen bancos públicos como el CordMX del Centro Nacional de Transfusión Sanguínea y el del Hospital Universitario de Nuevo León.
Sin embargo, están restringidos a casos en los que el bebé por nacer tenga un familiar enfermo que pudiera recibir sus células madre.
Según estadísticas del Centro Nacional de Transfusión Sanguínea en México, hasta diciembre de 2014 la cifra de trasplantes de células madre en el país alcanzó los 336, de los cuales el 89 % correspondió a pacientes pediátricos.
De ese total de pacientes trasplantados, un 72 % fue por diagnóstico de leucemia, 11 % por anemia aplásica, 1,2 % por inmunodeficiencias congénitas y el resto por linfomas u otras enfermedades.
Un ejemplo de éxito en el trasplante de células madre es el caso de Karla, una niña que en 2006 fue diagnosticada con sarcoma de Swing (tumor óseo canceroso).
Después de un periodo de tratamiento con quimioterapia y la amputación parcial de su brazo derecho, el tumor seguía apareciendo, por lo que le realizaron, en mayo de 2008, un trasplante con células madre autólogas (eran sus células).
Al día de hoy, Karla no ha vuelto a recaer y «se encuentra perfecta», dicen sus familiares.
El trasplante de células madre cobra importancia porque, en muchas ocasiones, sólo puede realizarse entre familiares compatibles y de acuerdo con la OMS, únicamente el 30 % de los pacientes tienen compatibilidad.
Mientras que, si no hay nexos familiares, sólo una persona entre medio millón puede ser compatible con otra.
BCU opera desde 2001 en México y al día de hoy guarda unas 40.000 muestras de células madre en un sistema que permite su conservación por varios años, incluso décadas.
El proceso es algo muy sencillo y aunque se piensa que es caro, hay planes de financiación que pueden ir desde los 1.000 pesos mensuales (55 dólares) a lo largo de un año, según BCU.
Para contratar su servicio, se acude directamente al banco de sangre donde los padres firman un contrato, se les entrega un equipo de recolección con bolsa estéril y dos tubos para tomar muestras de sangre de la madre.
Posteriormente, los padres transportan el kit al hospital, lo entregan al ginecólogo y después el banco de sangre se encarga de recogerlo.
Para garantizar el almacenamiento, las células madre deben estar congeladas a menos 196 grados centígrados y los contratantes deben pagar una renta anual de alrededor de 140 dólares.
Myslabodski explica que prácticamente cualquier mujer que así lo desee puede optar por almacenar las células madre de su bebé.
«Hay enfermedades que sufre la mamá que no permiten que se almacenen estas células, como la hepatitis o factores como la contaminación de las células a la hora del parto, que podrían interferir a que se haga el procedimiento», explica.
Lo importante, a decir de Myslabodski, es ahora concienciar a los futuros padres a almacenar las células madre de sus hijos.
«Estamos teniendo el apoyo de los médicos ginecólogos, creando boletines informativos, que se tenga información para que los padres tomen la decisión», concluye.
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