Durante la época de invierno, los casos de enfermedades respiratorias como resfriado e influenza aumentan, ¿cómo podemos diferenciarlos? A continuación te damos algunas claves.
La temporada de enfermedades respiratorias llegó y es mejor estar prevenido para saber identificar cualquiera de los padecimientos más comunes.
Diferencia entre resfriado e influenza
El catarro o resfriado común son enfermedades respiratorias leves, pero no son iguales a la influenza.
La influenza es una enfermedad mucho más severa, aunque por los síntomas que comparte con la gripe puede confundirse con facilidad.
Los virus que causan el resfriado común o catarro son varios, como el rinovirus o adenovirus y con un tratamiento adecuado puede aliviarse en un par de días.
Entre los síntomas más comunes del resfriado se encuentran la irritación ocular, picor de garganta, tos seca y a veces con flemas, congestión y secreción nasal, estornudos constantes y malestar o cansancio.
Por su parte, la influenza es más grave y en algunos casos, requiere hospitalización.
La influenza es una infección viral causada por el virus de la influenza que ataca a las vías respiratorias: la nariz, garganta y pulmones.
En la mayoría de los casos la gripe desaparece por sí sola en unos cuantos días, sin embargo, la influenza y sus complicaciones pueden ser mortales.
Al principio, la influenza puede confundirse con gripe porque inicia con síntomas como flujo nasal, estornudos y dolor de garganta.
La diferencia es que un resfriado se desarrolla poco a poco, mientras que la influenza se presenta de forma repentina y grave.
Síntomas de influenza
Entre los síntomas de influenza destacan los siguientes:
- Fiebre de más de 38° durante 3 a 4 días
- Dolores musculares, especialmente en la espalda, brazos y piernas
- Escalofríos y sudoración
- Dolor de cabeza
- Tos persistente y seca
- Fatiga y debilidad
- Congestión nasal
- Dolor de garganta
La fiebre es el síntoma más característico de la influenza.
Una de las principales diferencias entre resfriado e influenza es que cuando esta última no se trata oportunamente, pueden haber complicaciones como infecciones sinusales, del oído y hasta neumonía.
Otra de las posibles complicaciones pueden ser la inflamación del tejido que rodea al corazón, al tejido muscular o en algunos casos en el tejido cerebral (encefalitis).
La infección de las vías respiratorias por el virus de la influenza puede desencadenar una inflamación en el cuerpo y causar la muerte.
Las personas con asma pueden tener complicaciones más graves y ataques de asma más intensos.
Estar embarazada, tener más de 65 años o padecer una enfermedad crónica como diabetes, asma o enfermedades cardíacas, eleva el riesgo de complicaciones.
Los niños menores de 5 años también están en mayor riesgo.
Cuando la influenza desarrolla complicaciones, puede manifestarse con dificultad para respirar, dolor en el pecho o abdomen, mareos repentinos, confusión, vómitos y agravamiento de la tos.
Prevención de la influenza
La única forma de prevenir la enfermedad es aplicando la vacuna contra la influenza, pero también manteniendo hábitos de higiene.
Lávate las manos muy bien de forma frecuente y minuciosa.
Tapa tu boca cuando tosas o estornudes, preferentemente con un pañuelo o el lado interior del codo para evitar la contaminación de tus manos.
Evita las multitudes, ya que la influenza se propaga con más facilidad en donde hay agrupaciones y si estás enfermo, quédate en casa durante al menos 24 horas después de que te baje la fiebre para que no contagies a otros.
En cuanto tengas síntomas debes acudir al médico y evita automedicarte, ya que hacerlo puede empeorar la enfermedad y retrasar un tratamiento correcto.
(Con información de Mayo Clinic)
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