Investigadores de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) han descubierto una conexión clave entre los virus que habitan bacterias en el intestino, conocidos como bacteriófagos o simplemente fagos, y las enfermedades inflamatorias del intestino, como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.
“Los números de fagos están elevados en la superficie de la mucosa intestinal y aumentan en abundancia durante la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), lo que sugiere que los fagos desempeñan un papel no identificado en la EII”, han explicado los expertos, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista ‘Nature Microbiology’.
La mayoría de los estudios que analizan cómo las comunidades microbianas pueden desencadenar la inflamación se han centrado principalmente en las bacterias, en lugar de en los virus que residen en ellas. Sin embargo, en el nuevo trabajo, realizado en ratones, se ha mostrado que cuando se produce inflamación las comunidades de fagos cambian aleatoriamente, lo que lleva a una firma genética indicativa del entorno inflamatorio.
“Nuestra hipótesis es que la inflamación u otras defensas del huésped alteran la abundancia de fagos durante la colitis. Tales tensiones podrían producir perturbaciones ecológicas en el ambiente intestinal, alterando la comunidad viral”, han explicado los investigadores, para comentar que esas alteraciones podrían ser el resultado de que los virus eliminen las bacterias beneficiosas en el intestino y permitan que las bacterias del “mal actor” causen inflamación y enfermedades intestinales.
Si bien la mecánica de cómo funcionan estos fagos requerirá más estudio, los científicos han asegurado que este descubrimiento podría conducir a nuevos tipos de tratamiento para estas enfermedades a menudo debilitantes. “Tal vez podríamos usar los fagos como marcadores para identificar a alguien predispuesto a desarrollar estas enfermedades. Aunque claramente hay más investigación por hacer, el potencial es muy emocionante”, han indicado.
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