Con la llegada del equinoccio de otoño, reaparecen los temas de salud propios de esta época del año. Nos referimos a asuntos tales como la astenia, la gripe, los resfriados y, por supuesto, el tema que nos ocupa en este artículo, la caída anormal del cabello. Ahora bien, a pesar de que, según los expertos, la relación entre el otoño y la pérdida de cabello no tiene por qué ser causal y recurrente, lo cierto es que «la mayoría de los casos de caída anormal del cabello los encontramos desde finales de agosto hasta noviembre», reconoce la doctora Raquel Amaro, médico cirujano en Hospital Capilar. Los pacientes que acuden a su consulta «presentan una aceleración en el ciclo de vida del pelo. Esto conlleva que más cantidad de pelo del habitual entre en fase de caída. A este proceso -apunta la doctora- contribuyen factores como el estrés, la respuesta hormonal o la disminución de horas de luz».
Más de 100 cabellos ya no es normal
Antes de entrar en materia, y centrarnos en la relación entre la alimentación y su efecto en la salud capilar, la experta define la caída de pelo anormal como «aquella que es superior a la media (más de 80 o 100 pelos al día). Es lo que generalmente se conoce como efluvio telógeno». Un proceso que la experta describe como una alteración en el ciclo de crecimiento y caída, con una pérdida intensa del cabello y que «suele producirse dos o tres meses después de una situación estresante, bien sea de origen emocional o físico».
Una pérdida anormal de cabello es la que supera la caída de entre 80 y 100 pelos al día
La cuestión es que si percibimos más pelos de lo habitual sobre los hombros, en el baño o el sofá, es importante acudir al especialista. «Un pérdida de densidad, pelo más fino o quebradizo o la aparición de zonas de clareo son algunos de los principales signos de alerta ante los que debemos reaccionar y consultar al médico. De este modo, será posible obtener un diagnóstico correcto que pueda tranquilizar al paciente y, si es necesario, proporcionar el tratamiento individualizado adecuado en cada caso», subraya Amaro.
¿Qué podemos esperar de la alimentación?
Partiendo de la idea de que las razones más habituales que explican la pérdida de cabello se nos escapan de las manos, es decir, que están relacionadas con el estrés o los cambios hormonales, algo totalmente involuntario, nos preguntamos si la alimentación puede hacer algo al respecto. En este sentido, la experta es clara y rotunda, y asegura que «aunque la dieta no va a frenar por sí misma la caída del cabello, sí hay ciertos alimentos que deberían incluirse en la alimentación diaria para cuidar el pelo y evitar situaciones de pérdida de densidad».
Y es que «mantener una dieta sana, rica y variada es importante para el correcto funcionamiento de nuestro organismo -recalca-, así como la buena salud de los folículos pilosos. Las dietas extremas y los trastornos alimenticios que conllevan una ingesta insuficiente pueden dar lugar a un déficit de ciertas vitaminas y minerales, alterando la síntesis de cabellos y promoviendo su fragilidad».
La clave está en los antioxidantes
Una alimentación variada y equilibrada favorece, como no podía ser de otra manera, la salud en general, y en particular, la del cabello. Pero si nuestra intención es prevenir su caída o frenarla, lo más eficaz será priorizar el consumo de ciertos alimentos respecto a otros.
Según la experta en salud capilar, debemos ingerir alimentos que contengan antioxidantes como, por ejemplo, vitaminas B, C y E, biotina o minerales como el zinc o el hierro. Esto se traduce en:
- Carne. Destaca, sobre todo, el hierro, que es esencial para que el pelo crezca fuerte.
- Pescados azules. Por sus altas dosis de vitamina B, la cual ayuda a sintetizar la queratina, una proteína esencial en la estructura capilar. Además, la falta de ácidos grasos omega-3 puede contribuir a una melena seca, opaca y quebradiza.
- Vegetales de hoja verde. Las espinacas, la rúcula o la col contienen una sustancia denominada metilsulfonilmetano, la cual es necesaria para la producción de queratina que contiene el cabello, por lo que favorece el crecimiento capilar.
La dieta no frena la caída del cabello, pero sí hay alimentos que ayudan a conservar la densidad
- Ostras. Su alta concentración de zinc promueve el crecimiento del cabello y hace que este crezca sano y fuerte.
- Huevos. Contienen gran cantidad de proteínas, así como vitaminas del grupo A y B, que ayudan a fortalecer el pelo frágil y débil, colaborando de esta manera a disminuir la pérdida del mismo.
- Pimientos. Su elevado aporte de vitamina C, capsaicina, licopeno y betacarotenos ayuda a fortalecer el cabello y a prevenir el envejecimiento prematuro.
- Frutas. Contribuyen a la síntesis de colágeno, gracias a su alto contenido en vitaminas A y C, que hace el pelo más fuerte y duradero.
- Semillas de girasol, lino, sésamo o calabaza, ya que contienen biotina, vitamina A y ácidos grasos omega-3, lo que aporta grosor y fortaleza al cabello.
Grasas, azúcar y alcohol… cuanto menos, mejor
Frente a la retahíla de alimentos beneficiosos para el buen estado del cabello, la doctora señala tres fuentes dietéticas que propician la caída del pelo:
- Los embutidos y alimentos con alto contenido en grasas. Muchos de ellos relacionados con el aumento de testosterona.
- El azúcar. Su ingesta produce una disminución de los niveles de vitaminas B y E. También afecta indirectamente a la pérdida del pelo, puesto que los niveles altos de glucosa en la sangre complican el control del estrés, causa de la alopecia.
- El alcohol. Si se consume de manera excesiva, dificulta la absorción correcta del zinc.
Suplementos alimenticios, ¿sí o no?
A pesar de que este tipo de caída (la que se atribuye al otoño) no suele implicar la necesidad de añadir tratamientos adicionales, en determinados casos «pueden incluirse complementos vitamínicos que pueden ejercer un efecto positivo para fortalecer el pelo, y si existe algún déficit nutricional o carencia detectable mediante un análisis, también será preciso el uso de un suplemento o fármaco para minimizarla», asevera Amaro.
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