Qué es
La lepra es una enfermedad crónica causada por el bacilo Mycobacterium leprae, una micobacteria de la misma familia que la que produce la tuberculosis. También se conoce como bacilo de Hansen, ya que fue descubierto en el año 1873 por el científico noruego Gerhard Armauer Hansen. “Previamente se pensaba que era una enfermedad congénita porque hay muchos casos familiares, pero se trata de una enfermedad infectocontagiosa”, explica José Ramón Gómez, director médico de lepra de la Fundación Fontilles.
El Mycobacterium leprae es un bacilo acidorresistente con forma de curva, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), que afecta principalmente a la piel, los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias altas y los ojos. No obstante, pese a la creencia general, es una enfermedad curable. De ahí que sea esencial detectarla lo antes posible para evitar la discapacidad que lleva asociada.
Se tiende a creer que es una enfermedad desaparecida, pero lo cierto es que en 2019, el último año del que se tienen datos, se registraron 202.185 nuevos casos. Según la Fundación Fontilles, estas cifras muestran una reducción del 3% respecto a 2018, aunque las recaídas aumentaron un 15,9% y los ratios de lepra infantil y de nuevos casos de discapacidad no cumplen los objetivos de la Estrategia Global contra la Lepra establecidos para 2016-2020.
“Al contrario de lo que ocurre en otras enfermedades, en el caso de la lepra el descenso de nuevos casos no es una buena noticia, pues no implica una disminución en su transmisión sino en los esfuerzos para su detección”, explica Eduardo de Miguel, coordinador de proyectos de cooperación de la Fundación Fontilles. De hecho, desde Fontilles se alerta de que la pandemia de coronavirus ha traído consigo la suspensión del suministro de tratamiento y de las campañas de detección precoz.
Causas
Existen registros ya de la lepra 1.500 años A.C. Sin embargo, no se contó con un tratamiento eficaz hasta el siglo XX. Su periodo promedio de incubación es de unos 5 años. Los síntomas pueden aparecer en el año posterior al contagio pero pueden tardar hasta 20 años.
Se trata de una enfermedad poco contagiosa, este contagio sólo se produce al convivir con la persona afectada en condiciones de hacinamiento y pobreza. No obstante, para que se produzca el contagio influyen, según explica Gómez, tres factores:
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Paciente que no está tratado. Esa persona al hablar, toser o estornudar elimina gérmenes al ambiente. «En la mayoría de las personas el sistema inmunológico se pone en marcha, lucha contra el germen y no se contagia. Pero existe una predisposición, que puede ser congénita. Es decir, no se hereda la enfermedad pero si la predisposición a enfermar. La persona predispuesta, generalmente en un contacto íntimo y continuado se contagia por vía respiratoria», relata Gómez.
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Paciente predispuesto, de forma congénita en muchas ocasiones
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Pobreza, que conlleva falta de higiene, hacinamiento, mala alimentación.
Síntomas
Las principales manifestaciones que puede provocar la lepra son las siguientes:
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Lesiones cutáneas. Aparecen unas manchas más claras con un borde definido en las que no hay sensibilidad. “Son manchas que, además, no sudan”. Todo el mundo tiene la idea de que la lepra es un problema de la piel. Y en cierto modo lo es “porque aparecen manchas, nódulos (bultos), infiltraciones por las que la piel se hace espesa”.
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Alteraciones de la sensibilidad por el daño neurológico. El mayor problema que produce la lepra es la afectación y engrosamiento de los nervios que inervan las manos, los pies y la cara. “Cuando un nervio se daña por el Mycobacterium leprae, como por ejemplo, el nervio cubital en la mano, el paciente en la zona inervada por ese nervio no siente el calor, el frío, el dolor, el tacto…”.
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Si el problema avanza se presentan alteraciones en la movilidad y posteriormente parálisis.
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Mala circulación en los miembros.
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Mala regeneración ósea.
“Todos estos síntomas unidos provocan la reabsorción de las falanges distales -de los pies y las manos- por el daño neurológico. No es, como se cree, que se caigan los miembros”, añade Gómez.
Prevención
El riesgo de contraer lepra es muy bajo, aún así, la mejor manera de prevenir la enfermedad es el diagnóstico y el tratamiento precoz de las personas infectadas, así como realizar controles a los que han estado en contacto con los enfermos de lepra.
No obstante, en personas con un sistema inmunológico resistente no suele producirse el contagio.
Tipos
Existen tres formas de lepra:
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Lepra indeterminada (LI): Se trata de la lepra de comienzo o también denominada lepra infantil. “Afecta muchas veces a niños que viven con sus padres, que también están enfermos”. Gómez ha participado en programas de cooperación en Brasil, antes de la pandemia de coronavirus, en las zonas fluviales donde la lepra está presente. “En esos lugares se hacen paradas en las escuelas que se encuentran en los bordes de los ríos. Se observa la piel de los niños buscando esas lesiones de comienzo -manchas más claras que no tienen sensibilidad al calor o al frío- por las que nadie va a la consulta porque no molestan. Si el niño presenta esas manchas en la piel lo tratamos y evitamos que la enfermedad avance” con el fin de que no presente secuelas. Además se acude al domicilio del niño para determinar si el foco de contagio está allí.
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Lepra tuberculoide o paucibacilar: Se trata de una forma benigna, pero que puede dañar también a los nervios y en la que también puede aparecer la parálisis. El sistema inmunológico del paciente “lucha de forma anárquica y lenta” contra el Mycobacterium leprae. Suelen aparecer cuatro o cinco manchas con un borde muy definido y anestésicas. Son menos contagiosos porque no cuentan con muchos gérmenes.
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Lepra lepromatosa o multibacilar: Es la forma grave. El sistema inmunológico no lucha contra la bacteria y esta se disemina y multiplica por todo el organismo, afectando a la piel, a los nervios, al hígado, al bazo, a la nariz, a los ojos… Se caracteriza por múltiples lesiones cutáneas, inflamación de los nervios, congestión nasal y sangrado nasal (epistaxis). “Estos pacientes son más difíciles de controlar pero si los diagnosticamos precozmente y evitamos que se llegue a esta etapa” conseguiremos curar la enfermedad, dice Gómez. Las personas en esta fase de lepra son la fuente del contagio.
Diagnóstico
Cuando trabajamos con lepra, en las formas graves encontramos la micobacteria en la piel. Con una prueba sencilla y barata se toma la muestra de la piel y se analiza en busca del bacilo. Si está presente el diagnóstico es positivo. Esto se realiza con la biopsia de la piel o raspado de la piel. Se trata de una extracción de una muestra de la piel para su examen microscópico. No suele tardar más de 15 minutos. Hay distintos tipos de biopsia de la piel según la profundidad de la muestra extraída.
Otra prueba que se puede realizar es la lepromina cutánea, es un examen para determinar qué tipo de lepra padece la persona. En estos casos, el médico inyecta una muestra, no infecciosa, debajo de la piel y marca el sitio de la inyección que será examinado a los tres días y a los 28 para ver si hay reacción y cuantificarla.
“Al ser una enfermedad de la pobreza no tenemos muchos medios para su abordaje, pero nos vale con la clínica -síntomas-: palpar el nervio, buscar el germen, y detectar las manchas”, añade Gómez.
Tratamientos
Aunque es una enfermedad ya presente en la Antigüedad, el tratamiento para la lepra no estuvo disponible hasta 1941, momento en el cual se descubrió en Estados Unidos el primer tratamiento que se administraba por vía intravenosa: la glucosulfona (Promin). El siguiente avance se produjo en 1943 con el desarrollo de la dapsona, administrada por vía oral.
En 1981, la OMS aconsejó el uso de un régimen de tres fármacos: dapsona, clofazimina y rifampicina, que se denomina tratamiento multimedicamentoso. “Ese tratamiento debe mantenerse entre 6 meses -en los casos paucibacilares- y 1 año -en los casos multibacilares- en función de la forma de la enfermedad que padezca el paciente”. Desde 1995 la OMS proporciona el tratamiento de forma gratuita a todos los pacientes con lepra.
El uso combinado de estos tres antibióticos permite eliminar la micobacteria del organismo y curar a la persona afectada. “Si se diagnostica pronto y se trata bien, la lepra se controla muy bien”. La administración de los tres antibióticos, que permite evitar que aparezca la resistencia a estos fármacos, suele ayudar a generar una cierta inmunidad que evita que la persona vuelva a contagiarse en el futuro.
- En las citas mensuales, el personal correspondiente deberá vigilar la aparición de reacciones adversas, por ejemplo, la diarrea.
- Cada año se debe realizar un examen clínico que se compone de: una exploración física en general, una valoración clínica específica de lepra y el estudio bacteriológico.
El conocimiento que se tiene actualmente de la enfermedad hace posible la eliminación de la misma, a lo que se tiene que sumar esfuerzos médicos, sociales, políticos y científicos.
Otros datos
La lepra en el mundo
En Europa la lepra no supone un problema importante. En 2020 en España se han diagnosticado sólo dos casos nuevos, aunque en los últimos años se detectaban entre 10 y 15. Aunque la lepra no suponga ni un problema de salud pública ni una alarma, en tiempos pasados sí lo fue. De hecho, se creó el Sanatorio de Fontilles a principios del siglo XX, en 1909 “por una necesidad en la comarca de la Marina Alta y la Marina Baja, en Alicante, donde se produjo un brote importante que resultó en la aparición del Sanatorio de Fontilles. En ese momento no existía un tratamiento para esta enfermedad y los pacientes se encontraban con mucho rechazo”, apunta Gómez.
Y aunque desde la perspectiva de la salud pública no hay ningún riesgo, el personal sanitario debe de estar atento a la existencia de esta enfermedad y a su aparición. Asimismo, la mayoría de los casos que han aparecido en España -70%- se han tratado de casos importados por personas de otros países o por personas ligadas a la cooperación y ayuda al desarrollo.
Sin embargo, en las zonas de la Amazonía brasileña, el número de casos es importante. En Brasil se diagnostican una media de 25.000-30.000 casos al año, mientras que la India siempre ha sido el país más afectado. «A nivel histórico parece que la enfermedad proviene de allí, y se producen entre el 60-70% de los casos de todo el mundo. La incidencia también es importante en los países vecinos», recuerda Gómez. Y aunque en África no existe un censo de enfermos lo cierto es que la lepra también está presente en ese continente.
Actualización:
En julio de 2023 México informó sobre nuevos casos de lepra en siete estados. (Boletín de la Secretaría de Salud en la semana epidemiológica del 16 al 22 de julio 2023)
De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Brasil, Paraguay, Colombia, Venezuela, República Dominicana, Argentona, México y Cuba, registraron ligero incremento en los casos, por desatención de enfermedades infecciosas durante la pandemia.
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