El ojo seco es “un síndrome crónico que afecta a cerca del 30% de la población y casi el 100% en edades avanzadas”, como explica la doctora Camelia Ibnoulkhatib, del Servicio de Oftalmología Hospital Universitario Sanitas La Moraleja (Madrid). Requiere un diagnóstico y tratamiento personalizado. Por eso, cuanto antes se acuda al especialista, mejor.
Los síntomas más habituales del ojo seco, que deben ser señal de alarma, son la sequedad ocular, el ojo rojo, la sensación de cuerpo extraño o de arenilla, picor y escozor, cansancio ocular, irritación, lagrimeo, fotofobia y visión fluctuante.
“Estos síntomas suelen agravarse en ambientes secos, con poca humedad, y en ambientes con mucho viento. También se agravan cuando el paciente fija la vista y parpadea poco”, explica la doctora.
“El ojo seco es una enfermedad multifactorial compleja y crónica que afecta a la superficie ocular y que produce molestias, problemas visuales y, en algunos casos, lesiones en la córnea y la conjuntiva. A pesar de que su nombre pueda llevar a equívoco, es mucho más que simplemente ‘no tener lágrima’”, asegura la doctora.
“Por lo tanto –prosigue–, es importante acudir al oftalmólogo, sobre todo, debido a su origen multifactorial. Solo un especialista puede identificar en cada caso cuáles son los factores que están influyendo más en la sintomatología del paciente, con el objetivo de poder realizar un tratamiento lo más individualizado posible”.
La importancia del tratamiento precoz
En la mayoría de los casos, el ojo seco no conlleva complicaciones, aunque sí molestias. Solo en algunos “puede ser grave y favorecer la presencia de lesiones en la córnea que pueden comprometer la visión”.
“Por consiguiente, es importante acudir al oftalmólogo cuando empiecen los primeros síntomas”, señala la doctora Ibnoulkhatib. La especialista recalca que el ojo seco no se cura, pero sí se controla. De ahí la importancia del diagnóstico temprano.
“Por lo tanto, si el paciente es diagnosticado de forma precoz, si es tratado de forma correcta y cumple el tratamiento prescrito, se verá libre de síntomas la mayor parte del año, llevando una vida totalmente normal”, asegura.
El papel de oftalmólogos y Atención Primaria
La doctora Ibnoulkhatib asegura que los oftalmólogos están muy concienciados de la importancia de tratar precozmente esta patología, puesto que deben intentar identificar correctamente cuál es la causa para tratar de la forma más adecuada cada caso en particular.
“El tratamiento del ojo seco se debe aplicar según la causa y severidad de cada caso. Por eso es importante el diagnóstico correcto, el tratamiento individualizado y, sobre todo, el cumplimiento del tratamiento. Así se mejora la calidad de vida del paciente, se disminuye el número de consultas y se evitan las complicaciones tardías de esta patología”, afirma.
En cuanto a la Atención Primaria, asegura que sus compañeros “son cada vez más conscientes de esta patología dada su prevalencia y el importante número de visitas a los centros de salud, ya sea porque el paciente esté mal diagnosticado, tratado de forma inadecuada o por no cumplir el tratamiento”.
“No obstante, gracias a la concienciación de los médicos de Atención Primaria sobre la cronicidad de la enfermedad y la importancia del cumplimiento del tratamiento, ha disminuido de forma significativa el número de derivaciones al especialista, salvo en aquellos pacientes que no mejoran con el tratamiento, que sufren pérdida visual, dolor severo o sospecha de afectación corneal”, explica.
Tratamiento
A día de hoy, las lágrimas artificiales constituyen, actualmente, el tratamiento fundamental del ojo seco. “Aportan lubricación y nutrientes para la córnea y toda la superficie ocular”, explica la doctora, que recuerda que la frecuencia de instilación de estas lágrimas depende de la severidad del cuadro que presente el paciente y que, si se necesitan más de tres o cuatro veces al día, es preferible utilizar preparados sin conservantes.
“El ojo seco es una enfermedad que en la mayoría de los casos acompaña al paciente durante toda su vida y, aunque actualmente no existe un tratamiento definitivo, con las medidas terapéuticas citadas, los síntomas sí pueden mejorar en gran medida y, por tanto, podremos ofrecerle una mejor calidad de vida”, concluye la oftalmóloga.
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