La hemorragia subaracnoidea (HSA), uno de los accidentes cerebrovasculares (ACV) cuyo mal diagnóstico acarrea generalmente consecuencias fatales es, según el artículo “Misdiagnosis Worsens Prognosis in Subarachnoid Hemorrhage With Good Hunt and Hess Score”, publicado en la revista Stroke, uno de los ACV que frecuentemente se confunden con otras afecciones, entre ellas una fuerte migraña, particularmente las que se ubican en las etapas 1 y 2 de la puntuación de Good Hunt y Hess (HH), una escala con cinco grados, utilizada para clasificar la gravedad de una hemorragia subaracnoidea de origen no traumático
La hemorragia subaracnoidea es el sangrado en el espacio ubicado entre el cerebro y la membrana que lo rodea (espacio subaracnoideo). El principal síntoma de referencia es un dolor de cabeza intenso y repentino, diferente a la progresión de una migraña, con la que en muchos eventos la HSA es confundida. En ocasiones, la cefalea se relaciona con náuseas, vómitos y una breve pérdida del conocimiento. El sangrado se produce generalmente por la rotura de una protuberancia anormal en uno de los vasos sanguíneos del cerebro (aneurisma), ya sea por un enredo anormal de los vasos sanguíneos (malformación arteriovenosa), un traumatismo u otros problemas de los vasos sanguíneos o de salud.
Si no se trata oportuna y eficazmente, una hemorragia subaracnoidea puede provocar lesiones del cerebro permanentes o la muerte.
Para determinar la hipótesis, los responsables del estudio consiguieron en una muestra prospectiva de 401 pacientes con hemorragia subaracnoidea, definir al diagnóstico errado como la imposibilidad de identificar en un primer contacto médico una HSA: lo que nos muestra que no se hicieron estudios radiológicos o punciones lumbares que resultaban urgentes, denotando un diagnóstico poco riguroso y deficiente.
El diagnóstico errado se confirmó en 104/401 (25,9%) pacientes, que además tuvieron un tiempo de ingreso prolongado al hospital.
Se registró diagnóstico errado en 167/401 pacientes (41,6%).
La mortalidad aproximada como consecuencia de la hemorragia subaracnoidea se ubica entre el 20% y el 40% de los pacientes internados, más de un 8% a 15% de mortalidad en los primeros minutos u horas, de la etapa prehospitalaria.
En 236 pacientes (58,8% de la muestra) con HH 1 y 2, el diagnóstico errado mostró un resultado bajo en el análisis univariado y multivariado, respectivamente (razón de posibilidades = 3,89; IC del 95%, 1,89–8,01).
La isquemia cerebral tardía (razón de posibilidades = 2,47; IC del 95%, 1,2–5,09) y las complicaciones relacionadas con el procedimiento (razón de posibilidades = 2,27; IC del 95%, 1,07–4,82) fueron asociadas de manera independiente con el diagnóstico errado.
El diagnóstico errado es un problema sin resolver en la HSA y es una oportunidad perdida para un diagnóstico acertado en pacientes con HH 1 y 2. Las bajas tasas de éxito se explican parcialmente por un mayor riesgo de padecimiento de isquemia cerebral tardía y complicaciones relacionadas con procedimientos de atención inicial poco rigurosos, que dan como resultado pacientes mal diagnosticados.
Existe la necesidad de mejorar la estrategia de diagnóstico en pacientes que informan solo un dolor de cabeza (HH 1 y 2) puesto que puede tratarse de hemorragia subaracnoidea.
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