Se estima que para 2030 el número de personas con diabetes se incrementará a 439 millones, lo que representa el 7.7 por ciento de la población mundial adulta (de 20 a 79 años), expuso Araceli Jiménez Mendoza, profesora de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la UNAM.
La prevalencia global del padecimiento —en particular la de tipo 2— ha aumentado de manera acelerada debido al envejecimiento en el planeta, la urbanización y los cambios asociados al estilo de vida, añadió.
En 2012, la Federación Internacional de Diabetes estimó que había más de 371 millones de individuos con la enfermedad y que 4.8 millones fallecieron debido a ésta. Ese año fue la segunda causa de muerte en México, con una tasa de 75 defunciones por cada 100 mil habitantes (en 1998 la cifra era de 42.5, lo que revela un aumento acelerado e importante en apenas tres lustros).
Un padecimiento común
La diabetes es una enfermedad crónico-degenerativa causada por la insuficiencia del páncreas para generar insulina, hormona crucial en la metabolización de algunos alimentos. Existen dos clases: la tipo uno (también llamada juvenil) y la dos (mellitus), que afectaba sólo a adultos, aunque ha comenzado a presentarse en gente más joven, incluso en niños.
El padecimiento puede derivar en hipertensión arterial sistémica, daño en la microcirculación (que propiciaría enfermedades renales), pérdida de visión, deterioro cognitivo en la tercera edad e incluso problemas circulatorios que derivarían en situaciones más graves, acotó la universitaria.
Sus síntomas son hambre permanente, deseos excesivos de beber agua y ganas de orinar con frecuencia.
Riesgo de desarrollarla
¿Quién corre riesgo a enfermarse? Jiménez Mendoza explicó que en esto intervienen diversos factores: con algunos no se puede hacer nada, pues son genéticos, aunque también hay otros modificables y prevenibles, como el sedentarismo, la obesidad, la alimentación deficiente, un mal manejo del estrés, el tabaquismo y el consumo de alcohol.
Para evitar complicaciones es recomendable seguir un régimen de cuidado propio, es decir, hacer ejercicio, llevar una nutrición adecuada, evitar la tensión extrema y disminuir el consumo de bebidas embriagantes y el cigarro.
Es fundamental aplicar pruebas de tamizaje en la población a fin de detectar a individuos susceptibles de desarrollar alteraciones.
Se requiere la presencia de los profesionales de enfermería en el primer nivel de atención. Por ello, la ENEO se enfoca a líneas de investigación como cronicidad y bienestar, a cargo de un grupo de profesores dedicado al estudio de las medidas de autocuidado.
También se cuenta con el Centro Universitario de Enfermería Comunitaria en San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco, donde se desarrollan programas enfocados al rubro. El propósito es que los egresados de esta escuela reciban una formación con énfasis en la atención primaria a la salud y en su impacto social, concluyó.
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