Un startup del Negev está intentando desafiar el cáncer, entrenando perros para detectar la enfermedad a través de muestras de saliva.
El laboratorio “Prognose 220 Mil”, le permite a cualquier persona enviar una muestra de su saliva, en un pequeño recipiente de plástico y recibir una respuesta casi inmediata acerca de la temible enfermedad. El costo de la prueba asciende a 399 shekels.
El entrenador de perros, Uri Bakerman, dueño del laboratorio, habló con la radio del ejército y señaló: “el problema más importante es que este método detecta la enfermedad en su etapa más temprana, dado que los perros pueden identificar los signos característicos del olor de la enfermedad. Si el perro se sienta y se queda quieto, luego de oler la muestra, esto indicaría una posibilidad de padecerla”.
En el estudio, se recolectaron 74 muestras de 48 pacientes diagnosticados con cáncer de colon, y otras 250 muestras de personas sanas. Utilizando estas muestras, los caninos descubrieron casos de pólipos de colon. Los pólipos a menudo se vuelven malignos y generalmente se descubren únicamente después de que el paciente se somete a una colonoscopia.
En un reciente estudio realizado por el Prof. Pesaj Schwartzman de la Universidad Ben-Gurion, se determinó que los distintos tipos de cáncer comparten un olor característico que los perros pueden identificar.
Un caso famoso es el de una perra llamada Daisy que logró identificar correctamente 500 casos de cáncer luego de oler 6.500 muestras. Daisy falleció el año pasado. La perra trabajaba para la fundación “Perros de Detección Médica” en el Reino Unido.
Daisy fue pionera en detectar células cancerosas en muestras de aliento y orina, incluso detectó el cáncer de mama de su propietario en sus primeras etapas. En 2014, a Daisy se le otorgó una medalla de la Cruz Azul por salvar cientos de vidas.
Una paciente con cáncer de ovarios cuenta que su perra siberiana “Sierra” le olía el estómago, le llamó la atención y recurrió a su médico, en la primera etapa le detectaron un quiste ovárico y la enviaron a su casa. No obstante, su perra continuó oliendo a su dueña para luego retirarse y esconderse. En esta oportunidad le detectaron cáncer de ovario, que la llevó a una histerotomía y quimioterapia. En una tercera oportunidad, que el olfateo de Sierra reincidió, los médicos le diagnosticaron primero cáncer de hígado y luego de pelvis. Sierra salvó su vida en varias ocasiones.
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