Aunque la salud siempre es un aspecto que ha preocupado al ser humano, la importancia que se le ha dado en las últimas décadas ha ido en aumento. Esto se debe en parte a los avances en la medicina y en el ámbito de la salud lo que permite que cada vez tengamos una mejor calidad de vida.
A los tratamientos destinados específicamente a curar ciertas enfermedades y/o patologías que podamos sufrir, cada vez es más habitual que se le sumen complementos que ayudan a que la mejoría sea más rápida. Muchos de estos complementos son alimenticios, como puede ser por ejemplo el consumo de colágeno marino hidrolizado, ya que es a través de la alimentación que nuestro organismo se nutre. Somos lo que comemos es un dicho que, hoy en día, se ha convertido en el lema de muchas personas, preocupadas por su bienestar físico y mental.
El colágeno una proteína natural
Entre esos complementos alimenticios, el colágeno es, sin duda, uno de los más frecuentes en las conversaciones cotidianas. Se trata de una proteína que aporta una serie de beneficios muy ventajosos para nuestra salud, especialmente en casos en lo que necesitamos mejorara la firmeza y elasticidad de nuestro tejido de nuestra piel. Una de las cosas que más sorprendente suele resultar la primera vez que se escucha es que nuestro propio organismo produce de manera natural esta proteína. No obstante, a veces puede ser necesario aumentar su dosis a través de la ingesta de alimentos como la carne, la gelatina o de complementos alimenticios muy eficaces ya que han elaborados especialmente para ese fin. Aunque la piel suele ser una de las mayores beneficiadas del consumo de colágeno, también nuestros músculos, ligamentos, articulaciones y tendones se ven mejorados por él.
Por otra parte, el campo de acción del colágeno no se limita únicamente a la salud articular, sino que está también indicado para los procesos antiinflamatorios y para la optimización de la síntesis de proteínas.
Fomentar el consumo de colágeno
Como se ha mencionado anteriormente, el colágeno es una proteína que nuestro propio cuerpo genera, pero, sin embargo, a veces es necesario aportársela a nuestro organismo. ¿Por qué? Porque básicamente, a veces nuestra propia producción no es suficiente. Esto provoca resultados, como, por ejemplo: el aumento de la flacidez y la disminución de la elasticidad de nuestra piel, la deshidratación de la piel que puede volverse muy fina, la aparición de las llamadas estrías, la pérdida de densidad de los huesos a causa de enfermedades como la osteopenia o la osteoporosis, el desgaste de las articulaciones y ligamentos, etc.
De este modo, el colágeno puede actuar de manera directa previniendo la aparición de fenómenos como a celulitis u otros tipos de marcas sobre nuestra piel, incrementando la fuerza de nuestro cabello y uñas, fortaleciendo nuestras articulaciones y ligamentos, o mejorando el aspecto en general de nuestra piel. De hecho, el colágeno es un componente habitual de los productos de cosmética, especialmente cremas y lociones para la piel.
Ncyt.-
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