Barrera hematoencefálica y esquizofrenia
La barrera hematoencefálica es la red de vasos sanguíneos que regulan la entrada y salida de energía y materiales del cerebro. Científicos del Trinity College de Dublín y del Real Colegio de cirujanos de Irlanda han descubierto que las anomalías en dicha barrera podría ser un elemento fundamental en el desarrollo de la esquizofrenia y de otros trastornos cerebrales. Las conclusiones de este estudio han sido publicadas en un artículo de la revista Molecular Psychiatry.
Las personas que tienen una anomalía cromosómica denominada «síndrome de deleción 22q11» tiene muchas más posibilidades de desarrollar esquizofrenia. Si la esquizofrenia afecta al 1% de la población general, el porcentaje aumenta al 30% de las personas nacidas con el síndrome de deleción 22q11. Este síndrome, que se da en uno de cada 4.000 nacimientos, se asocia a una serie de anomalías cardíacas, discapacidad intelectual y rasgos craneofaciales característicos. Las personas que padecen este síndrome carecen de aproximadamente 40-60 genes en una pequeña región de uno de los pares del cromosoma 22. Uno de estos genes es el denominado «Claudin-5», el cual se expresa en células que se encuentran precisamente en la barrera hematoencefálica.
Mediante experimentos con ratones modificados genéticamente, los autores del estudio demostraron una asociación entre la supresión de Claudin-5 y psicosis. Los ratones a los que se suprimió la expresión del citado gen presentaron síntomas comparables a los de la esquizofrenia: pérdida de capacidad de aprendizaje y memoria, ansiedad, entre otros. Por tanto, concluyen los autores, los cambios en los niveles de este componente de la barrera hematoencefálica se asocian a la esquizofrenia. Se trata del primer estudio que identifica un componente genético clave de la barrera hematoencefálica asociado a la esquizofrenia, por lo que el tratamiento de las anomalías de dicha barrera podría ser una diana terapéutica para el desarrollo de futuros fármacos contra la esquizofrenia.
Nuevas dianas terapéuticas
«Reconocer que la esquizofrenia es un trastorno con un componente vascular cerebral» concluye el estudio, «tendrá un impacto en la forma en que es tratado este trastorno y nos llevará a crear fármacos mejorados (…) Estos hallazgos también nos permitirán una mejor comprensión de otros trastornos neuropsiquiátricos como el trastorno bipolar o los trastornos afectivos». En este sentido, uno de los autores del estudio, el Dr. Matthew Campbell, remarcó que «Nuestros hallazgos sugieren, por vez primera, que la esquizofrenia es un trastorno cerebral asociado a anomalías de los vasos sanguíneos del cerebro. El desarrollo de fármacos para regular y tratar las anomalías de los vasos sanguíneos supone una nueva estrategia de tratamiento con gran potencial para complementar los tratamientos ya existentes para esta enfermedad».
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