El secreto antienvejecimiento está en un tinte común de laboratorio. Un producto químico llamado azul de metileno ha probado tener la capacidad de ralentizar los signos del envejecimiento en las células de la piel humana, según un artículo publicado en Scientific Reports. El antioxidante, utilizado con frecuencia en los laboratorios, podría ser añadido en el futuro a los productos de cuidado de la piel.
El compuesto ayudó a unas células llamadas fibroblastos a sobrevivir más tiempo, dividirse a mayor velocidad, y mostrar menos indicadores de envejecimiento que varios otros antioxidantes. El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Maryland (EE.UU.), utilizó células que, al desarrollarse en un medio con azul de metileno, redujeron su senescencia celular, el término utilizado para describir cuándo las células normales dejan de dividirse. Durante cuatro semanas, el equipo de científicos aplicó esta sustancia a las células de la piel de donantes sanos de mediana edad, mayores de 80 años, y jóvenes con progeria, una afección que hace que su cuerpo envejezca más rápido. También aplicaron el antioxidante a un tipo de modelo de piel artificial basado en tejidos vivos dispuestos en capas para simular una epidermis humana.
Los fibroblastos son parte de una familia de tejidos conectivos responsables de producir materiales tales como cartílago u hueso. En nuestra piel, producen largas fibras de colágeno, un componente clave para hacer que su piel sea lo suficientemente resistente para resistir el desgarramiento, además de una proteína llamada elastina, que añade flexibilidad a la piel para que pueda estirarse. A medida que envejecemos, los fibroblastos producen cantidades más bajas de colágeno y mayores cantidades de una enzima que lo rompe.
Las fibras de colágeno rotas no son tan eficaces confiriendo a la piel una estructura sólida. Tampoco dan a los fibroblastos una superficie sobre la que agarrarse, haciendo que se derrumben y produzcan menos colágeno, en un ciclo de retroalimentación que conduce a una piel delgada que se desgarra fácilmente. Las células de fibroblastos también producen cantidades menores de elastina con el tiempo.
Estas células se dividen únicamente unas 60 veces, ya que su ADN se daña a medida que se replica. El daño puede producirse por diversos factores, desde la radiación ultravioleta de la luz del sol a los productos carcinógenos en el humo del cigarrillo. Una familia de sustancias químicas llamadas especies de oxígeno reactivo (ROS) también puede rasgar en el ADN y las estructuras de la célula, creando lo que se llama tensión oxidativa. Y, si bien podemos usar protector solar y evitar el tabaquismo, no hay mucho que podemos hacer para evitar la producción de ROS, ya que son un subproducto del metabolismo normal de nuestro cuerpo. Y es aquí donde los antioxidantes cobran importancia.
Los investigadores opinan que, hasta que se conozca una manera mejor de mantenerjóvenes los fibroblastos, habrá que confiar en la ayuda de antioxidantes como el azul de metileno. Al menos, su naturaleza es menos desconcertante que la del método que propone un trabajo de la firma Alkahest —que desarrolla terapias contra el envejecimiento a partir de la sangre y sus componentes—. La compañía ha revelado que el plasma sanguíneo de humanos jóvenes logra rejuvenecer la memoria, cognición y actividad física de ratones mayores.
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