Los investigadores de Mayo Clinic informan que, en Estados Unidos, los enfermeros piensan más en el suicidio que otros empleados generales y que quienes tienen pensamientos suicidas son menos proclives a mencionarlo a otras personas. Los resultados se publican en la American Journal of Nursing (Revista Americana de Enfermería).
Más de 7000 enfermeros respondieron una encuesta nacional sobre bienestar, con preguntas que variaban desde el agotamiento hasta la depresión. Más de 400 enfermeros informaron haber tenido pensamientos suicidas el año anterior. Esa cantidad corresponde al 5,5 por ciento de todos los que respondieron la encuesta, lo cual supera en casi el 1 por ciento al porcentaje de 4,3 obtenido en la muestra de toda la fuerza laboral general.
Aquellos que informaron sobre pensamientos suicidas también dijeron que se inclinaban menos que otras personas a buscar ayuda profesional para sus problemas emocionales. Más de la tercera parte de los enfermeros tenía por lo menos un síntoma de agotamiento y el 40 por ciento obtuvo resultados positivos en la detección de síntomas de depresión.
Los investigadores dicen que los resultados muestran que la situación exige atención urgente y que es preciso desarrollar e implementar intervenciones basadas tanto en sistemas como en prácticas para afrontar el agotamiento y los pensamientos suicidas.
Es importante mencionar que esta encuesta se llevó a cabo a finales del año 2017 y que la recolección de datos ocurrió en el 2018, antes de que ninguno de estos enfermeros se enfrentara a los efectos de la pandemia de COVID-19.
«Si bien los resultados del estudio ya son bastante serios, hay que reconocer que a esto se ha sumado el impacto causado por la pandemia actual. Ahora, es más necesario que nunca intervenir como sistema para mejorar la vida laboral de los enfermeros y de otros miembros del equipo de atención médica», comenta la Dra. Liselotte Dyrbye, internista de Mayo Clinic y autora experta del trabajo.
En noviembre de 2017, se envió el cuestionario a 86 858 enfermeros y a una muestra de 5198 miembros de la fuerza laboral general.
Otros autores son la doctora en enfermería Elizabeth Kelsey, el Dr. Colin West y Daniel Satele, por parte de Mayo Clinic; la Dra. Pamela Cipriano de la Universidad de Virginia, Cheryl Peterson de la Asociación Americana de Enfermeros y el Dr.Tait Shanafelt de la Universidad de Stanford.
El financiamiento para este estudio provino del Programa para Bienestar Médico en Mayo Clinic y de la Asociación Americana de Enfermeros. El estudio se basó en el trabajo realizado con el apoyo parcial del subsidio No. 2041339 de la Fundación Nacional de Ciencias. Toda opinión, resultado y conclusión o recomendación expresada en el artículo pertenece a los autores y no necesariamente refleja el punto de vista de la Fundación Nacional de Ciencias. Las fuentes de financiamiento no desempeñaron ninguna función en el diseño, la recolección de datos, el análisis ni la interpretación de los datos del estudio y tampoco en la redacción y la publicación del artículo.
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