Cuando se necesita corregir una anormalidad, ya sea congénita o adquirida relacionada con la estructura anatómica de la cara, los maxilares, los dientes y la cavidad oral, la opción es recurrir a la cirugía maxilofacial.
Este tipo de cirugía está estrechamente relacionada con la ortodoncia; tiene la finalidad de subsanar problemas estéticos o funcionales causados por imperfecciones esqueléticas.
La cirugía maxilofacial contempla un amplio espectro de acción formado por la cabeza y el cuello, y más puntualmente lo que comprende al macizo facial, que implica a los maxilares y los huesos asociados de la cara, explica Ricardo Michigan Ito, académico de la Facultad de Odontología de la UNAM.
La mayoría de los casos que se atienden en la especialidad maxilofacial, son las deformidades craneofaciales. Una de las más comunes y frecuentes es el paladar hendido y labio leporino, el cual se origina durante el proceso embrionario.
“Esta deformación no sólo imposibilita socialmente al niño, también lingüísticamente y en el proceso de deglución, ya que las fosas nasales se encuentran comunicadas con la boca impidiendo la succión adecuada y provocando que los alimentos fluyan por la nariz”, detalla el especialista.
Atiende tumores
Otro padecimiento que se atiende con este tipo de cirugía, es la lesión tumoral benigna originada por gérmenes dentarios que pueden afectar a los maxilares. En estos casos, además de retirar el tumor, se requieren técnicas de aplicación de reconstrucción con injertos óseos o aloinjertos con materiales de titanio u otros similares.
Dentro de las diversas aristas que atiende la especialidad está además la corrección de deformidades dentofaciales adquiridas en el crecimiento y desarrollo. Se trata de anormalidades en las que se presentan prognatismo, es decir, desplazamiento hacia delante de la mandíbula inferior respecto al maxilar superior, alteraciones verticales del crecimiento maxilar, es decir, que se posee una mandíbula demasiado grande que no permite ocluir ni morder que dificulta las funciones articulares.
En ese sentido, afortunadamente ya existen técnicas muy desarrolladas e implementadas en los servicios de cirugía maxilofacial, las cuales, a través de cortes óseos, tanto en maxilar como en mandíbula, contribuyen a resolver el problema.
El trauma facial, abunda Ricardo Michigan, es otra de las ramas en las que la cirugía maxilofacial es muy solicitada. “Hablamos de fracturas faciales, principalmente aquellas que comprometen la mandíbula, el maxilar y los huesos cigomáticos, es decir, los que se sitúan en la parte externa de la cara como los pómulos.
Multidisciplinariedad médica
Existen casos en los que para realizar este tipo de cirugías, se requiere de la coparticipación de especialistas como neurólogos y cirujanos plásticos para la reconstrucción de huesos asociados y evitar un trauma mayor o severo.
Es así que la cirugía maxilofacial incluye un amplio espectro de injerencia. En el tema dental, los especialistas intervienen para eliminar dientes retenidos o atrapados, lo cual se hace bajo anestesia local.
Como cualquier otra cirugía, en la maxilofacial existen dos vertientes: las que se pueden realizar de manera ambulatoria bajo anestesia local, y las que debido a su complejidad y por el grado de invasión al que se someterá el paciente requiere de anestesia general; es una práctica habitual en este tipo de cirugías el apoyarse de la anestesiología, además de realizar los procedimientos en un campo clínico adecuado, como es un hospital.
En los últimos años, la cirugía maxilofacial ha incursionado en craneoplastías y remodelaciones de bóveda craneana. Este es uno de los horizontes en el que esta especialidad se ha venido adentrando con éxito.
Rehabilitación, fundamental para la recuperación
La cirugía maxilofacial atiende además procesos infecciosos de cabeza y cuello que tienen origen dental. “Hay muchos abscesos de que involucran el rostro y el cuello, secundarios a una mala atención inicial, un descontrol metabólico o un descuido por parte del paciente que requieren hospitalización y manejo quirúrgico”.
La rehabilitación, precisa Ricardo Michigan , es de vital importancia para que el paciente pueda regresar a su vida normal. Quienes presentan trauma facial o múltiples fracturas y no se rehabilitan o corrigen los huesos, no podrían regresar a su función normal de masticación.
Actualmente, en los principales sistemas de salud gubernamental, existen diversas sedes para formar residentes en esta especialidad, así como en instituciones como la UNAM y otras universidades.
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