Fibromialgia

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La fibromialgia afecta a 200 millones de personas en todo el mundo, es una enfermedad difícil de diagnosticar y también de tratar, ya que no existen directrices claras sobre cómo enfrentar los síntomas, entre los que se incluye dolor, fatiga, rigidez y dificultades para conciliar el sueño.

Es una enfermedad llamadas disfuncionales del Sistema Nervioso Central, dolorosa crónica caracterizada por un dolor extendido y persistente en las articulaciones, los músculos, los tendones y otros tejidos blandos. Es una enfermedad invisible, ya que no deja rastros en análisis, ni en el cuerpo, lo que dificulta el diagnóstico.

– A quienes afecta

En Argentina hay como mínimo 800.000 personas con fibromialgia, de las cuales el 90% son mujeres. Nueve de cada 10 casos se presentan en mujeres. Puede manifestarse desde la niñez hasta en la ancianidad.

También se la puede encontrar en muchos pacientes que presentan otras enfermedades reumáticas como artritis reumatoidea, lupus eritematoso sistémico, síndrome de sjögren. En estos casos se denomina fibromialgia secundaria.

– Causas

Se desconoce la causa de la enfermedad y se cree que hay múltiples factores que pueden estar implicados, entre los que se pueden destacar: el trauma emocional o físico, cambios hormonales, infecciones bacterianas o virales, etc. Se cree que la fibromialgia se debe a una alteración en el equilibrio de las sustancias químicas involucradas en la transmisión y la percepción del dolor a nivel del sistema nervioso.

– Sus principales signos y síntomas son:

Dolor generalizado durante más de tres meses y al menos 11 puntos dolorosos de los 18 ‘puntos gatillo’ (que duelen al presionarlos) identificados para la fibromialgia. Otros síntomas son: fatiga, agotamiento extremo continuo, confusión, pérdida de memoria a corto plazo, pensamiento desorganizado, depresión, hipersensibilidad táctil, visual y auditiva, dificultad en la concentración, insomnio y dolores musculares.

Se calcula que los pacientes deambulan unos tres años por los consultorios hasta obtener un diagnóstico acertado.

Cabe aclarar que no se trata de un problema psicológico ni psiquiátrico, es una enfermedad que afecta al sistema nervioso central (SNC), en la que por alguna causa desconocida se modifica el impulso que llega al cerebro. Esto lleva a que estímulos como la brisa o el roce de la ropa sean interpretados en forma errónea como dolor.

El 30% de los afectados pierde el empleo; también se pierden amigos (por no acudir a reuniones sociales) y, en ocasiones, se destruye el hogar, ya que pese a parecer personas sanas deben hacer reposo durante mucho tiempo, algo que no todas las familias pueden comprender.

– ¿Cómo se puede diagnosticar?

El diagnóstico se realiza por la historia clínica y fundamentalmente a través del examen físico. El reumatólogo es el especialista indicado para diagnosticar la enfermedad a través de la exploración física de determinados puntos dolorosos. Generalmente no se necesitan estudios, excepto para los diagnósticos diferenciales o para descartar otras enfermedades.

– Tratamiento

El tratamiento, conducido por especialistas en reumatología, suele ser exitoso y se basa en un programa de actividad física progresivo, corrección de las alteraciones del sueño, analgésicos, relajantes musculares, a veces antidepresivos y fundamentalmente a través de la educación al paciente sobre la real trascendencia que, muchas veces por desconocida, genera un empeoramiento del cuadro. La enfermedad no tiene cura, por lo cual, el tratamiento pretenderá reducir el dolor y los síntomas para mejorar la calidad de vida del paciente.

Ahora hablamos de tener la enfermedad compensada; existe una gran diferencia entre calmar el dolor y compensar la enfermedad. Los pacientes deben disfrutar de una mejor calidad de vida.

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