Dos derivados de una sustancia extraída del veneno de un alacrán endémico de México han resultado eficaces contra algunos de los bacilos más peligrosos para el ser humano. Entre ellos destacan aquellos que provocan la tuberculosis y las sepsis, las infecciones nosocomiales y muchas otras enfermedades.
Este hallazgo, fruto de la estrecha cooperación entre investigadores mexicanos y estadounidenses, explica en parte las propiedades curativas que se atribuyen a las picaduras de esos animales, excluyendo por supuesto las mortíferas. Lo resume un artículo publicado la semana pasada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (EE.UU.).
Dividido en azul y rojo
Los autores separaron del veneno de tales escorpiones uno de sus compuestos, la benzoquinona, y lo expusieron al aire, algo que lo coloreó y generó dos agentes químicos derivados: uno rojo y otro azul. Después de identificarlos por espectrometría, los científicos sintetizaron esas mismas sustancias en laboratorio a partir de ingredientes disponibles, con el fin de obtener cantidades suficientes para una serie de ensayos en ratones.
En los roedores inoculados, el compuesto rojo se mostró eficiente contra los estafilococos (Staphylococcus aureus), mientras que el azul combatía con éxito al bacilo de Koch (Mycobacterium tuberculosis). Ambas cepas se conocen como muy resistentes a múltiples antibióticos, incluidos los especializados en estos patógenos, mientras que las respectivas fracciones del veneno demostraron propiedades bactericidas comparables con los medicamentos aplicados en uno y otro caso.
Así, después de dos meses de tratamiento, varios ratones con tuberculosis pulmonar activa y en etapas tardías presentaron una drástica disminución de las cargas bacilares y revirtieron el daño sufrido en los tejidos afectados. Un grupo de ratones sanos, por otra parte, evidenció su tolerancia al tratamiento y no mostró efectos secundarios adversos.
Efecto prometedor
«Este producto no afecta el tejido epitelial del pulmón», afirmó el biólogo Lourival Possani Postay, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien ha dedicado casi medio siglo a estudiar a los alacranes. «Fue aplicado vía traqueal en modelos biológicos, sin causar daño, lo que es muy prometedor», detalló en un comentario que recoge este 17 de junio el boletín de la UNAM.
Aún más, ambos componentes de benzoquinona resultaron ser eficaces para impedir el desarrollo de ciertas células neoplásicas (que se manifiestan en la formación de tumores). Los investigadores pudieron inhibir en los ratones el crecimiento de células patógenas propias de la leucemia, el rabdomiosarcoma –un tumor maligno del músculo estriado– y la neuroblastoma de médula ósea.
El estudio abre camino a la experimentación con ambas sustancias como posibles nuevos fármacos para tratar a personas con infecciones «multirresistentes», y también algunos de los tumores más difíciles de curar.
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