Augusto Azuara-Blanco y colaboradores del University College London, reclutaron pacientes de 30 servicios oftalmológicos en cinco países. La asignación aleatoria se realizó mediante una aplicación basada en la web. Los individuos fueron asignados a extracción de cristalino o a recibir atención estándar basada en iridotomía periférica con láser y tratamiento médico tópico. Los pacientes elegibles tenían 50 años de edad o más, no sufrían de cataratas y tenían un cierre de ángulo primario recién diagnosticado con presión intraocular de 30 mmHg o mayor, o glaucoma primario de ángulo cerrado. Los criterios de valoración coprimarios correspondieron al estado de salud reportado por el paciente, la presión intraocular y la relación costo-efectividad incremental por año de vida ajustado a la calidad ganada 36 meses después de la intervención. Finalmente, el análisis fue realizado en base a intención de tratar.
De 419 participantes inscritos, 155 tenían cierre de ángulo primario y 263 glaucoma primario de ángulo cerrado. Un total de 208 fue asignado a extracción de cristalino y 211 a la atención estándar, de los cuales 351 (84%) tenían datos completos sobre el estado de salud y 366 (87%) sobre la presión intraocular. La puntuación media del estado de salud (0,87 [DE 0,12]), evaluada mediante un cuestionario europeo validado para la calidad de vida, fue 0,052 superior (IC del 95%: 0,015 – 0,088) y la presión intraocular media (16,6 [DE 3,5] mmHg) fue 1,18 mm Hg inferior (IC 95% -1 99 a -0,38, p = 0,004) después de la intervención quirúrgica. La relación costo-efectividad incremental fue de £ 14.284 para la extracción inicial en comparación con el procedimiento convencional. Por último, la pérdida irreversible de la visión se produjo en un participante que se sometió a la extracción y en tres que recibieron tratamiento estándar. Ningún paciente presentó eventos adversos graves.
En suma, la extracción del cristalino muestra una mayor eficacia y es más rentable que la iridotomía periférica con láser, por lo que debería considerarse como una opción para el tratamiento de primera línea.
Fuente bibliográfica
doi: 10.1016/S0140-6736(16)30956-4
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