Anteriormente se pensaba que el consumo de cannabis no tenía ningún efecto sobre el organismo, incluso hoy se usa de forma medicinal para relajarse, desaparecer la ansiedad, y se llegó a pensar que no producía dependencia. Sin embargo, consumirla desde la adolescencia afecta los procesos cognitivos, dijo Mónica Méndez, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Esta droga se caracteriza porque cuando el sujeto deja de consumirla no experimenta un síndrome de abstinencia de forma inmediata debido a que los lípidos de la planta se acumulan en la grasa del cuerpo y se libera de forma prolongada a lo largo del día.
Ahora se ha demostrado que el consumo de marihuana sí produce adicción. Durante los lapsos en que no se consume aparecen síntomas como irritabilidad, dificultad para dormir, problemas del estado de ánimo, disminución del apetito, deseos intensos de la droga, inquietud y otras molestias físicas que alcanzan un máximo en la primera semana después de dejar el consumo y duran hasta dos semanas.
El trastorno por consumo de marihuana se da cuando el cerebro se adapta a grandes cantidades de la droga y altera la funcionalidad del sistema de endocannabinoides que se encuentra expresado en el cerebro, en áreas llamadas área ventral tegmental, núcleo acumbens, corteza prefrontal. Es decir, la marihuana se une a los receptores de cannabinoides de estos núcleos cerebrales haciendo que el sistema no funcione adecuadamente.
Además, su consumo prolongado tiene otros efectos adversos, como problemas respiratorios, pero los más importantes ocurren en los procesos cognitivos.
Incapaces de tomar decisiones
El mayor problema con la marihuana –como con todas las drogas de abuso– es quién la puede utilizar, y como se trata de una sustancia legal es muy fácil obtenerla.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2016-2017, los jóvenes comienzan a consumir drogas aproximadamente a los 12 años, desde el alcohol hasta el tabaco, e incluso la marihuana. Sin embargo, no deberían consumirla debido a sus efectos en el cerebro.
El cerebro se desarrolla con los años. Antes se pensaba que maduraba a los 18 o 21 años, sin embargo, recientemente se ha descrito que hasta los 30 años alcanza su máximo desarrollo.
Mientras el cerebro no ha alcanzado su madurez la persona es incapaz de tomar decisiones pensando en el futuro, beneficios o consecuencias, ya sean positivas o negativas.
En este contexto se ha demostrado que el cerebro de quienes consumen marihuana desde muy jóvenes no alcanza a madurar. Es decir, las conexiones en una estructura como la corteza prefrontal no se comunican adecuadamente con el hipocampo, involucrado en los procesos del aprendizaje de memoria debido a que los axones dejan de crecer de manera apropiada.
En consecuencia, el adulto que consumió cannabis desde los 12 años no es funcional a los 30 años, y se comportará como un adolescente debido a que su corteza prefrontal no recibió la comunicación óptima de otras estructuras cerebrales.
Una de las características que tendrán estas personas es la impulsividad, es decir, la mayor parte de las veces responden a los estímulos del medio ambiente sin interesarse en las consecuencias.
Además, el consumo crónico de marihuana deteriora los procesos de evocación de la memoria, es decir, el sujeto comienza a tener problemas para recordar información y consolidar eventos transcurridos durante el día.
Lo más impactante es que se ha demostrado que los usuarios de marihuana que empezaron a consumir la droga antes de cumplir 18 años tienen una pérdida de ocho puntos en el test de inteligencia (IQ), que mide la capacidad para resolver problemas. Dicho puntaje se ha relacionado con el éxito económico, a mayor IQ más ingreso per cápita anual, concluyó la académica universitaria.
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