Se calcula que en el año 2017 había 57,7 millones de personas con alguna amputación debido a un traumatismo, según informa un estudio. Las regiones con la más alta prevalencia de amputaciones debidas a traumatismos están en Asia Oriental y Asia del Sur, seguidas por Europa Occidental, África del Norte y Oriente Medio, así como las zonas afluentes de América del Norte y Europa del Este. En los Estados Unidos, anualmente se llevan a cabo más de 185 000 amputaciones, según dice la Coalición de Amputados, y la mayoría de ellas son de las extremidades inferiores debido a diabetes, traumatismos o cáncer.
Después de perder una extremidad, muchos pacientes optan por sustituirla con otra artificial. Sin embargo, la movilidad de los pacientes con muñones cortos suele ser limitada, porque las prótesis con encaje que se colocan sobre el muñón para que formen un sello con la piel no se adhieren bien y ocasionan muchos otros problemas de salud.
«Observamos que varios pacientes con muñones cortos generalmente tienen dificultad para lograr una buena succión y que selle bien la prótesis de la extremidad con la poca piel que les queda. Por eso, se les cae la prótesis, tienen que reajustar constantemente la extremidad o la prótesis no encaja bien y les causa problemas en la piel», dice el Dr. Benjamin Wilke, cirujano ortopédico de Mayo Clinic.
A fin de afrontar estos problemas, Mayo Clinic abrió una Clínica para Oseointegración, cuyo propósito es ayudar a mejorar la movilidad de los pacientes con muñones cortos después de una amputación.
«La oseointegración (conexión directa entre un implante quirúrgico y el hueso) es un campo nuevo y fascinante de la cirugía ortopédica que permite a los pacientes con amputaciones ajustar la prótesis de mejor manera para que quienes tienen dificultad en usar una prótesis con encaje tradicional puedan caminar y funcionar normalmente en la vida», comenta el Dr. Wilke.
Aunque la oseointegración ha existido por algún tiempo, solo son pocos los centros estadounidenses que cuentan con la experiencia o la infraestructura necesaria para realizar este procedimiento. El más conocido es el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, pero allí solamente se trata a veteranos de guerra, aclara el Dr. Wilke.
«Mayo Clinic es el lugar ideal para prestar este tipo de cuidado, gracias a su modelo de atención médica. La oseointegración requiere un equipo formado por personas de distintas áreas, como radiología, cirugía ortopédica, cirugía plástica y reconstructiva, fisioterapia y otras. Nos entusiasma mucho poder ofrecer este procedimiento en Mayo Clinic y ayudar a más pacientes con muñones cortos, sean veteranos de guerra o personas que sufrieron una amputación debido a cáncer u otros problemas, a tener la oportunidad de recuperar la movilidad y una mejor calidad de vida», afirma el médico.
Dos cirugías, muchos beneficios
La oseointegración requiere dos procedimientos. En la primera cirugía, los médicos colocan un implante metálico directamente en el hueso residual. Después de dar tiempo para que el hueso crezca alrededor del implante, se lleva a cabo un segundo procedimiento para exponer el implante por fuera del muñón y unir el músculo con el tejido blando, todo realizado de tal manera que reduce el riesgo de infección para el paciente. Es necesario hacer rehabilitación para fortalecer los músculos y el hueso. Después de la rehabilitación, el paciente puede conectar una nueva prótesis directamente al implante.
Todo el proceso de oseointegración lleva entre nueve y doce meses. Además de eliminar la prótesis con encaje, la oseointegración mejora la marcha del paciente, señala el Dr. Wilke.
«Los pacientes sometidos a procedimientos de oseointegración pueden movilizarse mucho mejor y caminan con una cadencia más normal que la de quienes tienen las tradicionales prótesis de encaje», apostilla el médico.
La perspectiva de un paciente
Mark Detoro se emocionó al saber que Mayo Clinic ofrecía la oseointegración. Hace 12 años, le amputaron la pierna derecha por encima de la rodilla después de un accidente. Este maestro de educación especial en Green Cove Spring (Florida) sabe muy bien los problemas de tener un hueso residual corto.
«La prótesis de la pierna me sirve para trabajar, ir al gimnasio y cortar el pasto; pero cuando las piernas se ponen resbalosas por el sudor, la prótesis se desalinea, me corta la pierna y me dificulta caminar», explica.
Además, a veces, se rompe el sello. «Resulta gracioso cuando uno va al gimnasio, está en la cuarta serie y la pierna se sale», acota Detoro.
Detoro acaba de completar la primera fase de la cirugía y está entusiasmado por el futuro y la posibilidad de ser más activo. «Quizás algún día pueda correr o ir en bote con pedales, que es algo que siempre he querido hacer. Será estupendo no preocuparme de que se caiga la pierna».
Artículos Relacionados: