Vértigo: síntomas, tipos, causas y tratamiento

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Todos hemos sentido síntomas compatibles con el vértigo en algún momento de nuestra vida. Desde las náuseas al vómito, pasando por el mareo, el dolor de cabeza y la pérdida de equilibrio, es relativamente común tener percepciones de la realidad alteradas en ciertas situaciones. Tal y como indican estudios, los mareos (incluidos los derivados del vértigo) afectan hasta al 20 % de la población adulta cada año y, por suerte, no suelen indicar un problema de salud grave.

Aunque todos estemos familiarizados con esta sensación tan desagradable, existe mucho desconocimiento sobre el vértigo, sus causas y sus diferencias con otra entidad clínica completamente diferente: la acrofobia. En las siguientes líneas, recogemos toda la información relevante sobre el vértigo.

¿Qué es el vértigo?

El vértigo es una condición que se caracteriza por la sensación de movimiento percibida sin que este exista. Dicho de forma sencilla, se trata de una alucinación del movimiento. El paciente percibe que su entorno está girando o balanceándose cuando en realidad no es así. Esta sensación se suele asociar a síntomas como dificultad para andar, náuseas, vómitos, sudoración y más. Además, empeora cuando se mueve la cabeza.

En este punto, cabe destacar que vértigo y mareo no son lo mismo. Los mareos son alteraciones del equilibrio que también engloban una serie de sensaciones desagradables en la cabeza, pero hacen referencia a cualquier situación en la que el paciente sienta aturdimiento y pérdida de equilibrio. El vértigo es un tipo concreto de mareo (el más común de todos) y presenta una etiología más concreta, específicamente la percepción de movimiento del entorno circundante.

También es muy importante diferenciar el vértigo, un síntoma asociado a diversas condiciones y enfermedades, de la acrofobia. La acrofobia es un miedo extremo e irracional a las alturas que puede desembocar en un ataque de pánico si se somete a la persona afectada al elemento estresor. Puede ser uno de los efectos del vértigo, pero también estar asociado a eventos traumáticos (caerse de un lugar elevado de pequeño, entre otros) o la acumulación de experiencias no traumáticas relacionadas con daños y caídas. La acrofobia es un trastorno fóbico que incurre en el terreno psiquiátrico, mientras que el vértigo es un síntoma.

Según estudios, el vértigo es una sensación que afecta 3 veces más a mujeres que a hombres. Afecta al 15-20 % de los adultos cada año y supone una interrupción de las actividades diarias, como trabajo o tiempo lúdico, en más del 80 % de los casos. No hay que subestimar su importancia clínica a pesar de que no suela ser causado por condiciones graves.

Tipos y causas

Hay 2 tipos de vértigo: periférico y central. Las posibles causas dependen de su clasificación, así que las trataremos como entidades clínicas diferentes.

Causas del vértigo periférico

El vértigo periférico es aquel causado por la afectación del oído interno o el nervio vestibular, encargado de llevar la información del equilibrio desde el oído interno al cerebro. Se suele describir como muy intenso y su evolución no es progresiva, es decir, se alternan periodos de crisis con momentos asintomáticos. Algunas de sus causas más comunes son las siguientes:

  • Vértigo postural paroxístico benigno (VPPB): esta entidad clínica causa el 32 % de todos los vértigos periféricos. Es un trastorno del oído interno que parece estar desencadenado por el desprendimiento y desplazamiento anormal de los otolitos, elementos sólidos del oído interno que nos permiten notar aceleraciones y movimientos.
  • Enfermedad de Ménière: es una anomalía interna que suele afectar solo a uno de los dos oídos. Podría ser consecuencia de la constricción de ciertos vasos sanguíneos o infecciones, pero no hay un consenso médico sobre su etiología.
  • Consumo de ciertos medicamentos: por ejemplo, antibióticos aminoglucósidos, diuréticos o salicilatos, entre otros.
  • Neuronitis: está causada por la inflamación del nervio vestibular, a su vez desembocada por una infección viral.
  • Laberintitis: ocurre cuando el laberinto, estructura esencial del oído interno, se hincha e inflama. Generalmente, está causada por infecciones víricas o bacterianas.
  • Presión en el nervio vestibular: esto suele estar provocado por la aparición de tumores no cancerosos, como los meningiomas. También puede surgir como carcinomas malignos, aunque es menos común.

Causas del vértigo central

Este tipo de vértigo surge de una lesión en los centros de equilibrio del sistema nervioso central (SNC), a menudo por una lesión en el tronco encefálico o el cerebelo. A diferencia del vértigo periférico, este suele ser de una intensidad más leve y normalmente su evolución es progresiva (un proceso crónico). Sus causas más destacables son las siguientes:

  • Esclerosis múltiple: en la esclerosis múltiple, el sistema inmunitario ataca a la cubierta protectora de las células nerviosas, dañándolas de manera irreversible. Los vértigos representan uno de los múltiples síntomas de esta condición crónica y progresiva.
  • Accidente cerebrovascular (ACV): esta condición ocurre por la interrupción del flujo sanguíneo al cerebro, ya sea por el taponamiento de un vaso sanguíneo o por su rotura. El vértigo central puede ser uno de los múltiples síntomas iniciales de un ACV.
  • Consumo de ciertos medicamentos y sustancias: como anticonvulsivos, aspirinas y alcohol.
  • Síndrome de Wallenberg: este trastorno está causado por la oclusión de la porción intracraneal de la arteria vertebral.
  • Otras condiciones: tumores cerebrales, lesiones craneales, epilepsia y más.

Síntomas asociados

Como hemos dicho en líneas previas, el vértigo es más un síntoma derivado de otra enfermedad que un trastorno en sí mismo. De todas formas, se puede acompañar de otros signos clínicos diversos según la condición subyacente. Se destacan los siguientes:

  • Sensación generalizada de mareo.
  • Pérdida del balance y debilidad.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Movimientos anormales oculares (nistagmo).
  • Dolor de cabeza.
  • Migraña vestibular.
  • Pitidos en los oídos o pérdida de audición.

Aunque no todas las causas de vértigo sean serias, se requiere acudir al centro médico con presteza ante cualquiera de los síntomas citados.

Tratamiento

El tratamiento del vértigo depende en su totalidad del agente causal. En algunos casos no es necesario ningún abordaje clínico en concreto y el síntoma desaparece por sí solo. Por ejemplo, puede que haya ocurrido por estar sometido a movimientos aleatorios mucho rato o por viajar en barco. En estos casos, con eliminar el elemento estresor o salir de la situación causal suele ser suficiente para recuperar el bienestar.

Un abordaje eficaz para el vértigo postural paroxístico benigno es la maniobra de reposicionamiento canalicular. El ejercicio físico y la toma de ciertos medicamentos también pueden ser de utilidad, pero solo si vienen recomendados por un profesional médico. En última instancia, también puede ser necesaria una cirugía en caso de que el causante sea un tumor o una lesión.

El vértigo es un síntoma complejo que puede tener muchísimas causas, desde un viaje en barco hasta un tumor cerebral, pasando por infecciones en los oídos, defectos anatómicos, lesiones físicas y mucho más. Debido a su etiología tan variada, se recomienda acudir al centro médico cuanto antes ante cualquiera de los signos clínicos citados.

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