Varias investigaciones han demostrado que las mujeres que llegan al embarazo con un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más tienen una mayor probabilidad de experimentar una muerte fetal en comparación con las mujeres embarazadas con un IMC normal.
Ahora, un nuevo estudio de la Universidad de Michigan descubrió que el IMC de una abuela también se relaciona con el riesgo de que un nieto nazca muerto.
Publicado en el American Journal of Epidemiology, el estudio examinó el vínculo entre el riesgo de tener un nieto nacido muerto y el peso de la abuela en el momento de su embarazo con el feto femenino que se convertirá en la madre del nieto.
“Estos hallazgos sugieren que los posibles efectos de la obesidad podrían persistir a lo largo de las generaciones”, dijo Eduardo Villamor, profesor de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de U-M, quien es coautor del estudio con el profesor Sven Cnattingius del Instituto Karolinska en Estocolmo.
Utilizando datos de más de 300,000 tríadas de abuela-madre-nieto en Suecia, los investigadores encontraron que los nietos de mujeres con un IMC al comienzo del embarazo entre 25-29.9, considerado sobrepeso, y un IMC de 30 o más, clasificado como obesidad, tenían aumentos en el riesgo de nacer muertos del 41% y el 62%, respectivamente, comparados con los nietos de mujeres con un IMC normal, entre 18.5-24.9.
Villamor precisó que es poco probable que esta relación se explique por factores compartidos dentro de las familias, como las características genéticas.
Los investigadores examinaron cuánto de este aumento de riesgo se debió al IMC de la madre, o vino directamente de la abuela.
“Descubrimos que el 81% del aumento de riesgo parecía deberse directamente al IMC de la abuela, más que a la influencia del IMC de la abuela sobre el IMC de su hija y su efecto sobre el bebé”, dijo Villamor. “Es posible que la obesidad cambie la forma en que se expresarán los genes en los óvulos de un feto femenino cuando ese feto femenino se convierta en madre.”
La inflamación relacionada con la obesidad puede afectar a las células germinales del feto a través de alteraciones epigenéticas.
Los hallazgos enfatizan fuertemente la gravedad de la epidemia de obesidad y sus efectos multifacéticos a lo largo de las generaciones. Villamor expresó la necesidad urgente de mayor concientización.
“La obesidad en mujeres de edad reproductiva es el factor de riesgo prevenible más importante para la muerte fetal en muchas poblaciones”, dijo. “El hecho de que los posibles efectos de la obesidad puedan persistir a través de las generaciones debería contribuir a sensibilizar al público y a los responsables de las políticas para continuar invirtiendo esfuerzos que promuevan el mantenimiento de un peso saludable.”
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