El teratoma es un tipo de tumor que se desarrolla a partir de las células madre pluripotentes. El término proviene del griego, en el que teratos significa ‘monstruo’ y el sufijo –oma, ‘tumor’. Es decir, significa literalmente tumor monstruoso.
La razón por la que se denominó así es porque tienen un aspecto raro. Pueden contener pelo, dientes, músculo, hueso, entre otros tejidos. Las células madre pluripotentes son las que pueden dar lugar a todo tipo de células y tejidos; de ahí que puedan desarrollarse estas estructuras.
Ahora bien, la mayoría de tumores de este tipo son benignos. De todos modos, a veces pueden conducir a complicaciones debido a su tamaño o a su localización. En raros casos llegan a ser malignos. A continuación te contamos en detalle cuáles son sus características principales y cómo se tratan.
¿Qué es un teratoma?
Un teratoma es un tipo de tumor. Son congénitos, es decir, están presentes desde el nacimiento. Según explica una publicación del Instituto Nacional del Cáncer, es un tumor que se forma a partir de células germinativas.
En concreto, a partir de las células madre pluripotentes. Esto hace que puedan desarrollarse en su interior células de todas las capas germinales del embrión. Por eso, es frecuente que estén formados por diferentes tipos de tejido. Por ejemplo, pelo, dientes, huesos o cartílagos.
Los teratomas tienden a localizarse en los ovarios de la mujer o en los testículos de los hombres. Sin embargo, es posible que aparezcan en el sistema nervioso central, el tórax, el abdomen o incluso en el hueso coccígeo.
Tal y como afirma un artículo de Reproducción Asistida ORG, la mayoría son de carácter benigno. Por eso, no producen metástasis a distancia. No obstante, aunque sea menos frecuente, pueden ser malignos y es posible que se diseminen o crezcan de manera agresiva hasta dañar los tejidos circundantes.
Tipos de teratoma
Los teratomas pueden clasificarse en diferentes tipos. La mayoría de veces se distinguen en función de si son benignos o malignos. También se pueden clasificar según su localización. Lo explicamos en los siguientes apartados.
Teratoma maduro o benigno
El teratoma maduro o benigno es aquel que está formado por células maduras, como su propio nombre indica. Tiene un crecimiento lento, aunque pueden alcanzar un gran tamaño. Tanto es así que, aunque su tamaño medio oscile entre los 5 y los 15 centímetros, pueden llegar a medir 45 centímetros.
El más frecuente se localiza en el ovario. Para ser más precisos, en el ovario derecho. Pese a esto, también pueden localizarse en el cráneo, el mediastino, la región sacrococcígea, entre otros.
Cuando se produce en el ovario, recibe el nombre de ‘quiste dermoide’. Se suele diagnosticar en mujeres en edad fértil y es uno de los tumores ováricos más frecuentes. A pesar de su carácter benigno, puede dar lugar a complicaciones si la mujer queda embarazada.
Teratoma inmaduro o maligno
El teratoma inmaduro o maligno, contrario al anterior, es potencialmente cancerígeno. Por fortuna, su incidencia es mucho menor. Se suele presentar en personas jóvenes; en el caso de los hombres, se detecta entre los 20 y los 40 años.
Otras características son las siguientes:
- Es sólido.
- En su interior suele haber focos de necrosis (es decir, de células muertas).
- Presenta tejidos inmaduros, como el tejido conectivo o incluso tejido cerebral.
El pronóstico de este tipo de tumor es muy variable. Puede llegar a requerir un tratamiento agresivo, como la extirpación del ovario o del testículo.
Teratomas según su localización
Según el lugar en que se desarrolle el teratoma, recibe un nombre u otro. Los más frecuentes son el sacrococcígeo y el de ovario. Los teratomas sacrococcígeos pueden presentarse, a su vez, de dos formas diferentes.
Lo más frecuente es que sean tumores grandes y benignos. Tienden a sobresalir de la zona del hueso sacro. Por eso, es común que se detecten durante el embarazo mediante ecografía. De no ser así, es fácil observarlo tras el parto.
El otro tipo de patrón sacrococcígeo es un tumor pequeño, localizado por delante del sacro. Este tipo hace que las nalgas del bebé se noten algo asimétricas. Si no se trata, a medida que crece puede provocar daños en la vejiga o en el intestino del niño.
Síntomas de un teratoma
Los síntomas de los teratomas son muy variables. Dependen, sobre todo, de la ubicación y del tamaño del tumor. Además, en el caso de los niños, la interpretación de los síntomas o su forma de expresarlos son diferentes en cada uno.
En algunos casos es posible que el tumor pueda palparse o incluso intuirse a través de la piel. Cuando se localiza cerca del hueso sacro, es común que la masa presione el intestino o la vejiga.
Por eso, es frecuente encontrar estreñimiento, incontinencia urinaria o alteraciones en la fuerza de las extremidades. No obstante, debemos volver a destacar que muchos casos cursan de manera asintomática.
Cabe destacar que estos provocan ciertas alteraciones analíticas. Al ser tumores de células germinales, es posible que se eleven hormonas típicas de los tejidos inmaduros. Por ejemplo, suele haber niveles altos de alfa-fetoproteína o de gonadotropina coriónica humana.
¿Qué los puede causar?
El teratoma es un tumor que se desarrolla a partir de células germinales. Estas células son las que dan lugar a los tejidos que conforman el sistema reproductivo. Suelen localizarse en las gónadas, es decir, en los ovarios en el caso de las mujeres, y en los testículos en los varones.
Sin embargo, hay un pequeño porcentaje que se presenta fuera de estos órganos. Por eso, es posible que tengan una localización extragonadal. Lo cierto es que no se conoce con exactitud el mecanismo por el que se desarrollan. Algunos científicos creen que ciertas células germinales migran de forma accidental a otras partes del cuerpo.
En el caso concreto de los teratomas sacrococcígeos, parece que surgen de una zona concreta debajo del cóccix. Es el llamado ‘nodo de Henson’, un área en la que prevalecen las células germinales.
A pesar de que no se conozca la causa exacta de los teratomas, se suelen asociar a otros defectos hereditarios. Por ejemplo, a anomalías en el aparato urinario, la parte baja de la columna vertebral o defectos del sistema nervioso central.
¿Cómo se diagnostican y se tratan los teratomas?
El diagnóstico de los teratomas puede realizarse de diferentes formas. Como hemos indicado, a veces se observa o se palpa una masa que orienta la sospecha. Incluso, en algunos casos, es suficiente con la ecografía prenatal. No obstante, se suelen requerir otras pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico.
Una de las más empleadas es el análisis de sangre. Las pruebas de imagen, como la resonancia magnética y la tomografía computarizada, son de especial utilidad. La radiografía también puede ser de ayuda. Sin embargo, la confirmación se realiza mediante una biopsia.
El tratamiento del teratoma también varía en función de los síntomas y del tipo de tumor. Si el tumor es benigno, pero afecta a los órganos vecinos, suele requerir una extirpación quirúrgica.
En el caso de que se trate de un teratoma maligno, además de la cirugía, son necesarios otros tratamientos más agresivos. Por ejemplo, la quimioterapia y la radioterapia. También se puede usar la hemoterapia, que interfiere en la capacidad de crecimiento de las células cancerígenas.
Cuidados y recomendaciones
Los teratomas requieren una serie de cuidados cuando se detectan en un niño. Lo habitual es que se realicen visitas de seguimiento de manera semestral o anual. El objetivo es detectar de forma temprana si aparecen recurrencias o cualquier complicación del tumor.
En estas visitas es probable que el niño tenga que someterse a un examen físico exhaustivo. También se suelen pedir pruebas de imagen y análisis de sangre para buscar cualquier anomalía.
Lo que debes recordar
Un teratoma es un tumor formado por células germinales. Son células que pueden dar lugar a cualquier tipo de tejido. La mayoría son benignos, pero no están exentos de causar complicaciones. De ahí que sea fundamental realizar un diagnóstico temprano y un seguimiento exhaustivo de cada caso.
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