Los investigadores de la División de Biología Molecular del IPICYT, Ana María Estrada Sánchez y Rubén López Revilla, dieron a conocer que personas con enfermedad grave o leve de COVID-19, al recuperarse han mostrado pérdida de memoria, depresión y fatiga, entre otros síntomas neurológicos, lo que demuestra que el virus puede afectar directamente al cerebro.
La Dra. Ana María Estrada Sánchez, quien es la titular del Laboratorio de Neurobiología en el Instituto, explicó que el cerebro tiene una barrera conocida como barrera hemato-encefálica, que protege al cerebro y evita el paso de microorganismos. En algunos pacientes que presentaron encefalitis o inflamación cerebral se identificó la presencia del virus SARS-CoV-2 en el líquido cefalorraquídeo que baña al cerebro y la médula espinal.
«Esta fue la primera evidencia directa de que el virus puede llegar al cerebro», explica la Doctora en Ciencias por la UNAM.
La Investigadora del IPICYT se cuestionó que si el cerebro tiene esta barrera que lo protege ¿cómo puede entrar el virus?, una vía posible es la mucosa olfatoria, la cual tiene una conexión directa con el cerebro a través del bulbo olfatorio. «Como sabemos, la pérdida del olfato es uno de los primeros síntomas de COVID-19 y persiste después de la infección, lo que indica una alteración en las neuronas olfativas», agrega Estrada Sánchez.
Por su parte, el Jefe de la División de Biología Molecular, Dr. Rubén López Revilla, refiere que el progreso de la pandemia ha permitido conocer que el cerebro también es vulnerable en casos leves de COVID-19, ya que algunos pacientes han desarrollado alteraciones neurológicas que van desde la pérdida de la memoria y de los sentidos del olfato y el gusto, migrañas, vértigo, fatiga y, en casos severos, alucinaciones, paranoia y crisis epilépticas.
«Hay evidencia que indican que alrededor del 50% de las personas con COVID-19 leve o moderada presentará algún síntoma neurológico», explica López Revilla.
Dijo que investigadores de la Universidad de Oxford hicieron un estudio comparativo de imágenes de resonancia magnética del cerebro obtenidas antes de la pandemia e invitaron a quienes habían sufrido COVID-19 a un nuevo análisis de resonancia. Los investigadores observaron una reducción de la materia gris en regiones de la corteza límbica asociada al sistema olfatorio y gustativo; en el hipocampo, región del cerebro asociada con la memoria y el aprendizaje; y en la amígdala, asociada con las emociones.
Los investigadores del IPICYT explican que se ha empezado a estudiar cómo la enfermedad afecta a recién nacidos, niños y adolescentes, y a la fecha se desconoce el impacto del virus SARS-CoV-2 sobre la morfología y función del cerebro en estos grupos. Es probable que el virus también afecte el cerebro de recién nacidos, niños y jóvenes, ya que su cerebro se encuentra en desarrollo, generando, refinando o eliminando conexiones entre las neuronas, lo que puede hacerlo más vulnerable a COVID-19 que el cerebro adulto.
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