La demencia es un término general que designa la pérdida de memoria y otras capacidades del pensamiento lo suficientemente graves como para interferir en la vida cotidiana.
No hay cura ni tratamiento pero alrededor de un tercio de la demencia puede prevenirse mediante factores relacionados con el estilo de vida, como la actividad física, la alimentación sana, la reducción del consumo de alcohol y tabaco, así como el control de enfermedades como la diabetes y la hipertensión.
Ahora, un grupo de investigadores de la facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis han desarrollado un enfoque para estimar cuándo una persona que es probable que desarrolle la enfermedad de Alzheimer pero que no tiene síntomas cognitivos, comenzará a mostrar signos de demencia de Alzheimer.
Concretamente, el algoritmo utiliza datos de una especie de exploración cerebral conocida como tomografía por emisión de positrones amiloides (PET) para medir los niveles cerebrales de la proteína beta amiloide, clave de la enfermedad de Alzheimer. En aquellos que finalmente desarrollan la demencia de Alzheimer, el amiloide se acumula silenciosamente en el cerebro hasta dos décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas.
Las exploraciones por PET con amiloide ya se utilizan ampliamente en la investigación de la enfermedad de Alzheimer, y este algoritmo representa una nueva forma de analizar dichas exploraciones para aproximar cuándo aparecerán los síntomas.
El escáner cerebral arroja una estimación de cuánto ha progresado una persona hacia la demencia y cuánto tiempo queda antes de que se establezca el deterioro cognitivo
Utilizando la edad de una persona y los datos de una sola tomografía por emisión de positrones con amiloide, el algoritmo arroja una estimación de cuánto ha progresado una persona hacia la demencia y cuánto tiempo queda antes de que se establezca el deterioro cognitivo.
Precisamente, los investigadores han analizado las tomografías por emisión de positrones con amiloide de 236 personas que participaron en estudios de investigación sobre el Alzheimer. Los participantes tenían un promedio de 67 años al comienzo del estudio. Todos los participantes se sometieron al menos a dos escáneres cerebrales con un promedio de cuatro años y medio de diferencia. Los investigadores aplicaron una métrica ampliamente utilizada conocida como la relación de valor de absorción estándar (SUVR) a las exploraciones para estimar la cantidad de amiloide en el cerebro de cada participante en cada momento.
Los investigadores también accedieron a más de 1.300 evaluaciones clínicas de 180 participantes. En este caso, la mayoría de los participantes eran cognitivamente normales al comienzo de la recopilación de datos, por lo que las evaluaciones repetidas permitieron a los investigadores determinar cuándo las habilidades cognitivas de cada participante comenzaron a fallar.
Los datos arrojan que las personas en el estudio que alcanzaron el punto de inflexión a edades más tempranas tardaron más en desarrollar síntomas cognitivos que las que lo alcanzaron más tarde en la vida. Los participantes que alcanzaron el punto de inflexión a los 50 años por lo general tardaron casi 20 años en desarrollar síntomas; y los que lo golpearon a los 80 años tardaron menos de 10 años.
GRANDES VENTAJAS
El poder de esta nueva técnica es que requiere solo un escáner cerebral, más la edad de la persona. Con esos datos, el modelo puede estimar el tiempo hasta la aparición de los síntomas, más o menos varios años. En este estudio, la correlación entre la edad esperada de aparición de los síntomas y la edad real en el momento del diagnóstico fue mejor que 0,9 en una escala de 0 (sin correlación) a 1 (correlación perfecta).
Después de la edad, la variante genética APOE4 es el factor de riesgo más fuerte para la demencia de Alzheimer. Las personas que portan una copia de la variante tienen de dos a tres veces más probabilidades de desarrollar demencia de Alzheimer que la población general, y las personas que portan dos copias tienen 10 veces más probabilidades.
En este estudio, las personas con la variante de alto riesgo alcanzaron el punto de inflexión más jóvenes, pero una vez superado ese punto, siguieron la misma trayectoria que todos los demás.
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