El estudio demostró que las luces UV-LED en diferentes longitudes de onda logran desinfectar el virus en menos de 30 segundos. Las luces LED pueden instalarse en aires acondicionados, al vacío y sistemas de agua.
¿Una revolución en la desinfección? Los investigadores de la Universidad de Tel Aviv comprobaron que se puede matar el Coronavirus de forma eficiente, rápida y económica con el uso de diodos emisores de luz ultravioletas (UV-LEDs). Éste es el primer estudio en el mundo que se llevó a cabo sobre la eficacia de la desinfección de un virus de la familia de los coronavirus mediante la irradiación UV-LED en diferentes longitudes de ondas o frecuencias. El estudio estuvo encabezado por la Profesora Hadas Mamane, Jefa del Programa de Ingeniería Ambiental de la Facultad de Ingeniería Mecánica, en la Facultad de Ingeniería Iby y Aladar Fleischman, y se realizó con la colaboración del Profesor Yoram Gerchman de la Escuela Oranim; la Dra. Mijal Mandelboim, Directora del Centro Nacional de Influenza y Virus Respiratorios del Centro Médico Sheba en Tel Hashomer; y Nehemia Friedman de Tel Hashomer. El artículo se publicó en la Journal of Photochemistry and Photobiology N; Biology.
En el estudio, los investigadores pusieron a prueba la longitud de onda óptima para matar el Coronavirus, y descubrieron que una longitud de 285 nanómetros era casi tan eficaz en desinfectar el virus como con la longitud de 265 nanómetros, y se requiere menos de medio minuto para destruir el 99,9% de los Coronavirus. Este resultado es importante porque el costo de bombillas LED de 285nm es mucho menor que el de las bombillas de 265nm, y las primeras son mucho más accesibles. Oportunamente, a medida que la ciencia avance, la industria podrá realizar los ajustes necesarios e instalará las bombillas en los sistemas robóticos, de aire acondicionado, de vacío y sistemas de agua, y por lo tanto se podrán desinfectar grandes espacios y superficies. La Profesora Mamane cree que la tecnología estará disponible en un futuro cercano.
“El mundo entero actualmente está buscando soluciones eficaces para desinfectar el Coronavirus”, cuenta la Profesora Mamane. “El problema es que para desinfectar un autobús, un tren, un salón de deportes o un avión mediante spray químico, se requiere de mano de obra física, y para que el proceso sea eficaz, hay que darle tiempo a los químicos para que actúen sobre las superficies. Sabemos, por ejemplo, que el personal médico no tiene tiempo para desinfectar manualmente, digamos, el teclado de la computadora y otras superficies en hospitales – en consecuencia, hay contagio y cuarentena. Sin embargo, los sistemas de desinfección que se basan en las bombillas LED pueden instalarse en el sistema de ventilación y aire acondicionado, por ejemplo, y así esterilizar el aire succionado y luego devuelto hacia la habitación.”
“Descubrimos que es muy simple matar el Coronavirus utilizando bombillas LED que irradian luz ultravioleta”, explica la Profesora Mamane. “Aunque no menos importante, hemos matado virus con bombillas más baratas y más accesibles que consumen poca energía y no contienen mercurio como las bombillas comunes. Nuestra investigación tiene consecuencias comerciales y sociales, dada la posibilidad de utilizar estas bombillas LED en todas las áreas de nuestra vida, de manera segura y rápida. Por supuesto, como siempre, cuando se trata de radiación ultravioleta, es importante aclararle al público que es peligroso utilizar este método para desinfectar las superficies en los hogares. Deben saber cómo diseñar estos sistemas y cómo trabajar con ellos para no estar directamente expuestos a la luz.”
La radiación ultravioleta es un método común para matar bacterias y virus, y la mayoría de nosotros estamos familiarizados con tales bombillas desinfectantes por el uso en los purificadores de agua, como el Tami4. La radiación UV principalmente daña los ácidos nucleicos. El año pasado, un equipo de investigadores, liderado por la Profesora Mamane y el Profesor Gerchman, patentó una combinación de diferentes frecuencias UV que ocasionan un sistema dual de daños a la carga genética y a las proteínas de las bacterias y los virus, del cual no se pueden recuperar – éste es un factor clave que es ignorado. “En el futuro, querremos testear nuestra combinación única de mecanismos integrados de daño y más ideas que hemos desarrollado en el último tiempo sobre el eficiente daño combinado directo e indirecto a las bacterias y los virus en diferentes superficies, el aire y el agua.”
Fuente: Universidad de Tel Aviv
Traducción de Michelle Terdjman.
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