Como cada año desde 1997 a iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Día Mundial del Párkinson, una fecha que recuerda el nacimiento del médico británico James Parkinson, que publicó, en 1817, la obra Un ensayo sobre la parálisis agitante, el primer estudio sobre la enfermedad que, en la actualidad, lleva su nombre.
El párkinson en un trastorno neurodegenerativo y crónico, caracterizado, principalmente, por el desarrollo de temblores de reposo, bradicinesia o acinesia, rigidez muscular y complicaciones en la postura y la marcha, que suele aparecer entorno a los 50 años, aunque se dan casos de enfermedad antes de los 40. Aunque se desconoce su origen, la literatura científica establece una serie de factores ambientales, como infecciones virales, y genéticos, como causa de esta patología.
Síntomas
Suelen presentarse, paulatinamente, a partir de los 50 o 60 años. Los principales son:
Temblor
Es habitual que lo desarrollen alrededor del 70% de las personas afectadas, y en el 10% de los casos, está relacionado con un temblor postural. Se manifiesta cuando el paciente está en estado de reposo y puede cesar brevemente durante la realización de alguna actividad. Aparece fundamentalmente en los dedos, aunque puede darse, también, en los pies y, excepcionalmente, en la cara y las piernas.
Bradicinesia-acinesia
La ralentización y disminución de los movimientos del cuerpo, que en ocasiones, cuando se encuentra en estadios avanzados, puede encamar a los afectados, con complicaciones en tareas como la deglución, la comunicación verbal y escrita y la movilización. Se manifiesta a través de:
- Hipomimia
- Escasa expresividad facial en situación de reposo, nula reacción a las emociones.
- Reducción del parpadeo.
- Problemas con la deglución.
- Sialorrea.
- Complicaciones fonéticas, mediante un lenguaje lento y poca intensidad de volumen.
- Marcha lenta caracterizada por la ausencia del movimiento en los brazos.
- Dificultades para hacer giros en marcha y en reposo.
- Merma en la habilidad manual para llevar a cabo labores precisas.
- Caligrafía pequeña y temblorosa.
Rigidez
Provocada por el incremento del tono muscular, que desemboca en dificultades en el movimiento pasivo de las extremidades. Con ello, a pesar de que la fuerza muscular se mantiene en los pacientes de párkinson, los movimientos voluntarios se tornan cada vez más complicados.
Inestabilidad postural y alteración de los reflejos de enderezamiento
Se presentan de forma tardía y no cuentan con buena respuesta a los tratamientos. En estadios avanzados del menoscabo de los reflejos posturales puede manifestarse como incapacidad para mantenerse erguido, con predisposición a las caídas y a la pérdida del equilibrio.
Otras alteraciones
Pueden estar relacionadas con la propia dolencia o estar derivadas de los tratamientos. Las principales son:
- Apatía y depresión.
- Ansiedad y ataques de pánico.
- Complicaciones relacionadas con la inteligencia.
- Trastornos del sueño, como reducción de la fase REM o despertarse con frecuencia.
- Problemas en el control de impulsos.
- Alteraciones autonómicas, como la retención de orina, hipotensión ortostática o impotencia.
- Hiposmia.
- Dermatitis seborreica.
- Trastornos sensitivos y dolor.
- Complicaciones motoras.
Diagnóstico
No existe, en la actualidad, ningún marcador diagnóstico del párkinson ni una prueba definitiva para llevar a cabo la identificación de la enfermedad, por lo que la determinación de la patología se realiza en función de ciertos criterios clínicos, relacionados con los principales síntomas de la dolencia, a saber, la bradicinesia, la rigidez, el temblor y la inestabilidad postural.
Tratamientos
En la actualidad el párkinson no tiene cura, pero sí hay diferentes tratamientos para controlarla eficazmente, para mejorar lo síntomas. Una vez establecido el diagnóstico clínico, se debe decidir si se trata o no, el tipo de terapia más indicada y el fármaco más adecuado. Hay cuatro tipos de tratamientos:
- Preventivo: intenta evitar o enlentecer su progresión.
- Sintomático: para restaurar los niveles normales de dopamina.
- Cirugía: a través de diferentes técnicas quirúrgicas.
- Restaurador: son las técnicas actuales que se utilizan para el tratamiento.
Entre los tratamientos a llevar a cabo está la farmacología, la cirugía, los tratamientos síntomas no motores y las terapias no farmacológicas.
- Medicamentos: este tratamiento ayuda a controlar problemas relacionados con el movimiento y los temblores y rigidez que tengan los afectados. Estos medicamentos ayudan a la persona que tiene párkinson a aumentar o reemplazar la dopamina ya que durante la misma presentan concentraciones bajas. Sin embargo, los beneficios de los medicamentos con frecuencia disminuyen o se vuelven menos constantes.
- Cirugía: las operaciones neuroquirúrgicas solo están indicadas para casos muy determinados de personas con párkinson. Son los propios médicos y neurólogos los que seleccionarán, después de realizar un estudio riguroso de cada caso, quién se someterá. Pueden llevar a cabo varias técnicas: las reversibles que consisten en estimular eléctricamente una serie de núcleos cerebrales a través de la implantación de unos electrodos que controlan los síntomas; los irreversibles, que consisten en lesionar quirúrgicamente ciertos núcleos del cerebro para disminuir los temblores, la rigidez y las discinesias, algo que apenas se practica en la actualidad. Por último también existen los injertos cerebrales pero están en fase de experimentación y no se ha demostrado aún que sean eficaces.
- Tratamiento de los síntomas no motores: es importante identificar los síntomas no motores de los pacientes y poner tratamiento para aliviarlos y mejorar su estado de salud. Algunos de los síntomas que se pueden detectar son los trastornos del sueño, los autonómicos, los trastornos de ánimo y de conducta, el trastorno cognitivo…
- Terapias no farmacológicas: hay tratamientos que suelen ser muy eficaces para los pacientes con párkinson como el ejercicio físico, hábitos saludables, evitar el tabaco, alcohol…
El papel de los enfermeros en el párkinson
El abordaje de los profesionales enfermeros en los pacientes con párkinson es muy importante. Una vez que se ha establecido el diagnóstico y el tratamiento farmacológico, se realizará una valoración integral por el personal de enfermería de Atención Primaria sobre los hábitos de vida saludable, el estado nutricional, la autonomía funcional, el riesgo de caídas, y el patrón del sueño para establecer un plan terapéutico individualizado. Además, el personal de enfermería debe establecer medidas de protección según el estado funcional: prevención de caídas, de aparición de úlceras por presión o cribado de malnutrición.
El objetivo del equipo interdisciplinar y sobre todo de los profesionales enfermeros con las diferentes intervenciones y actividades es mejorar la calidad de vida y disminuir la discapacidad y el grado de dependencia, para así retrasar o evitar el ingreso en un centro sociosanitario o en una residencia asistida.
Fuentes:
Ayuso Peralta L, Rubio Pérez L, Ruiz Valdivia T, Ballesteros Barranco A, García Ferrer I. Alteraciones degenerativas. En: De la Fuente Ramos M (coord.). Enfermería médico-quirúrgica. Vol. III. 3ª ed. Colección Enfermería S21. Madrid: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2016. p. 1729-75.
Niño Martín V. Enfermedad de Parkinson. En: Niño Martín V. Cuidados enfermeros al paciente crónico. Vol. I. Serie Cuidados Avanzados. Madrid: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2011. p. 155-175.
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