Después de un tratamiento de cáncer de mama, que requiere de una mastectomía, las pacientes pueden verse afectadas psicológicamente al afectarse su imagen corporal y su autoestima; por ello, una opción que se debe ofrecer tras este proceso es la reconstrucción mamaria, afirmó el especialista en cirugía plástica, estética y reconstructiva, Alejandro Maciel Miranda, cirujano plástico y consejero de la Asociación DAR (Decídete a Reconstruirte).
Explicó que, en una mastectomía, el cirujano reseca la totalidad de la mama, por lo que es primordial que las mujeres conozcan información sobre la reconstrucción mamaria, la cual puede efectuarse al mismo tiempo que la mastectomía, o bien meses o años después.
“Quienes deciden hacerse una cirugía plástica para reconstruir sus senos recuperan su autoestima y logran un equilibrio psicológico, que fue alterado por el cáncer de mama y la privación de un órgano, que tiene un alto simbolismo femenino”, argumentó el también microcirujano reconstructivo.
A propósito del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, que se celebra el 19 de octubre, Alejandro Maciel consideró que en México el sector salud público y privado ha avanzado en las campañas de concientización, detección y tratamiento de cáncer de mama; sin embargo, existe un rezago y falta de difusión de información sobre la reconstrucción mamaria para pacientes que sufrieron una mastectomía derivada del tratamiento contra este cáncer.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud cada 30 segundos en algún lugar del mundo se diagnóstica a una mujer con cáncer de mama. En México este padecimiento se ha convertido en la segunda causa de muerte en mujeres entre 20 a 59 años, y una de cada 9 mujeres está en riesgo de padecerlo.
“Como país, en el cáncer de mama tenemos que atender dos aspectos, uno son las campañas de detección oportuna, porque al identificarlo a tiempo el tratamiento es menos radical y deja menos secuelas, y, por otro lado, ofrecer de inmediato la información sobre la reconstrucción de mama, muchas pacientes no lo saben y no la solicitan. Tenemos un rezago en este tema, existen tal vez miles de mujeres con mastectomías realizadas años atrás”, refirió Maciel-Miranda.
Igualmente, resaltó que es importante cambiar la idea de que este tipo de cirugías se realizan por estética o vanidad, ya que se trata de una secuela del cáncer de mama y se tendría que ofrecer en el sector público como parte del tratamiento. Además, comentó que los seguros de gastos médicos cubren este tipo de cirugías y la reconstrucción no afecta la detección, control o recurrencia del cáncer.
Especificó que la reconstrucción mamaria no solo se efectúa después de una mastectomía por cáncer, sino también por una malformación o una enfermedad benigna, como quistes; de hecho, cualquier mujer mastectomizada es candidata sin importar su edad, pero previamente se debe efectuar una valoración clínica.
Alejandro Maciel subrayó que la reconstrucción mamaria consiste en recrear el seno femenino en una mujer que lo perdió. Precisó que existen nuevos adelantos en la reconstrucción de seno y podemos considerar tres técnicas innovadoras: la microcirugía que recurre a trasplantar tejidos y grasa de distintas partes del cuerpo para recrear el seno; este proceso incluso permite recuperar la sensibilidad y buena parte de la sensibilidad erógena.
La segunda son técnicas híbridas en las que se coloca un implante y se complementa empleando grasa, músculo o piel de otra parte de su cuerpo como el abdomen, pierna o nalga, y la tercera consiste en reconstruir el seno y además dar tratamiento al linfedema secundario, con la procuración de ganglios linfáticos de otra zona, que se colocan en la axila en el momento de la reconstrucción del seno. El proceso final es la reconstrucción del pezón y la areola, en este caso se hace con piel o se puede tatuar.
Finalmente, Alejandro Maciel aclaró que la decisión de realizarse una cirugía reconstructiva, tras vivir un cáncer de mama, es decisión de la paciente, la cual debe estar acompañada de la información oportuna al inicio de su tratamiento. El costo promedio del procedimiento oscila entre 70 mil a 400 mil pesos dependiendo de la técnica utilizada.
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