Los participantes que no podían identificar al menos 4 de cinco olores en un simple test de olfato tenían doble posibilidad de padecer demencia en un plazo de cinco años. «Los resultados», comenta uno de los autores del estudio, «demuestran que el sentido del olfato está estrechamente relacionado con la función y con la salud cerebral.» Los resultados demuestran que perder el sentido del olfato es un significativo indicador de «daños significativos» y que un simple test de olfato podría servir como un método barato y no invasivo de identificar a quienes están en riesgo de padecer demencia.
El estudio, en el que participaron 2.906 voluntarios de entre 57 y 85 años de edad, ha sido publicado en Journal of the American Geriatrics Society. Los participantes tuvieron que identificar cinco olores, teniendo que elegir entre cuatro opciones cuál era la correcta. Los cinco olores diferentes eran: menta, pescado, naranja, rosa y cuero. La menta era la más fácil de identificar, mientras que el cuero era el más difícil. Los investigadores descubrieron que la gran mayoría de participantes pudieron identificar correctamente al menos cuatro de cinco olores. Un siete por ciento identificó 2 o 3 sobre cinco, un 2,2 identificó sólo uno, y un uno por ciento no pudo identificar ninguno. Pasados cinco años, los participantes fueron sometidos a la misma prueba. Una vez comparados los resultados, se llegó a la conclusión de que las personas que habían fallado en el primer test tenían más posibilidades de desarrollar algún tipo de demencia.
La demencia no es una enfermedad en sí misma, sino un término que engloba varias enfermedades del cerebro. El alzhéimer es el tipo de demencia más común, pero existen otras como por ejemplo la demencia vascular, la demencia de cuerpos de Lewy, o trastornos frontotemporales. Es bastante común tener más de un tipo de demencia. El número de personas que padecen demencia no deja de crecer en todo el mundo. Se estima que unas 47 millones de personas padecen esta enfermedad. Esta cifra se calcula que alcanzará los 75 millones en 2030 y 132 millones en 2050. No hay tratamientos en la actualidad que puedan curar la demencia o alterar su curso. No obstante, la detección precoz sigue siendo de gran importancia para mejorar la calidad de vida de las personas con demencia y ralentizar en lo posible la progresión de la enfermedad.
Olfato y patologías del cerebro
Las personas sienten los olores mediante el nervio olfativo, el cual conecta las células que detectan olores en la nariz directamente al bulbo olfatorio situado en la base del cerebro. Este es el único nervio craneal que está expuesto al mundo exterior, lo cual es una ruta potencial por la que el sistema nervioso central podría ser dañado por la polución, patógenos, u otros posibles riesgos del medio ambiente. El sistema olfatorio tiene células madre autogeneradas, de ahí que los investigadores sugerían que tal vez la pérdida del sentido del olfato es un síntoma temprano de que el cerebro está perdiendo su capacidad de auto repararse. La pérdida del sentido del olfato también es un síntoma temprano de la enfermedad de Alzhéimer y del párkinson.
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