Deformidad en manos y pies, así como diversas cirugías de reconstrucción de cadera, son parte de las múltiples secuelas que genera la artritis reumatoide si no se le da tratamiento oportuno; si se detecta a tiempo se puede frenar la enfermedad.
“Es una enfermedad que te lleva a no tener a alguien que en verdad te entienda, que sepa lo que es un dolor”, expresa María Concepción Cazariego Cordero.
Hace 40 años, cuando ella tenía 18, dejó de ir a la escuela luego de que las manos y los pies se le comenzaran a hinchar para después continuar con diversos malestares y dolores severos en las articulaciones.
“Fui diagnosticada hasta después de ocho años, pasó mucho tiempo y eso me dejó estragos en el cuerpo, además de las depresiones como toda mujer que en edad productiva no puede ni cuidar a sus hijos, que la humillan en el trabajo, que la pareja a veces la abandona, que la familia no cree que esté enferma porque el dolor no se ve”.
La artritis reumatoide afecta a todo el organismo, en especial a las articulaciones, una enfermedad que si no es tratada deja deformaciones severas en el cuerpo como hizo con algunas generaciones pasadas que no tenían acceso a la información como lo hace ahora con las personas que no son diagnosticadas a tiempo.
“Si yo hubiera sabido todo lo que hay ahora, hubiera sido diferente, me ponía otros medicamentos sin estricto control y como consecuencia las deformidades, un reemplazo de cadera y cerca de 10 cirugías”, confesó.
La doctora jefa del Servicio de Reumatología del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, Fedra Irazoque Palazuelos, aseguró que inflamación en articulaciones por más de cuatro semanas, rigidez en el cuerpo por las mañanas y la fatiga son los principales y primeros síntomas de la artritis reumatoide.
Señaló que se desconocen las causas de la enfermedad, pero que entre los factores de riesgo se encuentran: ser mujer, tener más de 40 años de edad, el tabaquismo y la exposición a bacterias o a virus como el de la varicela.
“El tratamiento está hecho a la medida y consiste en darle a los pacientes fármacos modificadores. Si se detecta muy a tiempo nosotros podemos frenar completamente la enfermedad”.
Recalcó que una de las principales herramientas para abatir este problema es la información y acudir con un médico especialista, en este caso el reumatólogo, para evitar tratamientos que solo acentúan los malestares.
En la actualidad y a pesar de las múltiples secuelas, Cazariego Cordero fundó la Asociación Mexicana de Familiares y Pacientes con Artritis Reumatoide (Amepar), que recibe donativos para apoyar y asesorar con diversos programas a pacientes y a familias inmersas en esa enfermedad.
Al leer este artículo me acordé de el dolor que le causaba a mi abuela su artrítis.