Los perezosos días de verano han llegado, y a estas alturas todos conocemos lo que hay que hacer: Cubrirnos, embarrarnos con protector solar o regresar adentro.
Con todo el conocimiento público sobre los peligros de la exposición al sol, se podría pensar que las tasas de cáncer de piel estarían bajando.
No lo están.
De hecho, el número de personas diagnosticadas con melanoma, la forma más mortífera de cáncer de piel, se ha disparado en las últimas tres décadas. Y los judíos están en mayor riesgo que la mayoría.
Parece que no podemos dejar a un lado nuestra adoración al sol. Tal vez eso se debe a que, como han demostrado los estudios, que la exposición al sol puede desencadenar la liberación de aquellas endorfinas de sensación agradable, y el bronceado puede ser adictivo.
Gente disfrutando de la playa en Tel Aviv en un caluroso y soleado día el 4 de Julio del 2017. (Miriam Alster/Flash90)
Las estadísticas sobre el cáncer de piel deben ser serias. La mayoría de los melanomas (y alrededor del 90 por ciento de los cánceres de piel no melanoma) están asociados con la exposición a los peligrosos rayos ultravioleta del sol. Cada año hay más casos nuevos de cáncer de piel que todos los nuevos diagnósticos de mama, pulmón y cáncer de colon combinados. Uno de cada cinco estadounidenses desarrollará cáncer de piel a lo largo de su vida, de acuerdo con la Fundación de Cáncer de Piel.
La noticia es peor para los judíos. Aquellos que tienen una mutación en el gen BRCA2 – aumentando el riesgo de desarrollar cáncer de mama, ovario, próstata y pancreático – también están en mayor riesgo de cáncer de piel.
Esto se debe a que las proteínas producidas por los genes BRCA1 y BRCA2 están involucradas en la reparación del ADN dañado, lo que ayuda a evitar que las células crezcan y se dividan demasiado rápido, y mutaciones en estos genes dificultan la reparación del ADN. A medida que estos defectos se acumulan, pueden provocar que las células crezcan y se dividan incontrolablemente y formen tumores cancerosos.
Mientras que alrededor de una de cada 400 personas en la población general es portadora de las mutaciones BRCA, entre los judíos la tasa es de uno en 40 – haciendo a los judíos 10 veces más propensos de desarrollar un cáncer relacionado con la mutación BRCA.
El melanoma, aunque representa menos del 1 por ciento de todos los casos de cáncer de piel, es responsable de la mayoría de las muertes por cáncer de piel – aproximadamente 10.000 estadounidenses cada año. El riesgo de una persona para el melanoma se duplica si ha tenido más de cinco quemaduras solares, según un estudio de 2001. Aunque aquellos con piel clara o antecedentes familiares de cáncer de piel debido a mutaciones genéticas están en mayor riesgo de melanoma, cualquier persona – incluyendo aquellos con piel oscura – puede desarrollarla.
Para los pacientes cuyo melanoma se detecta de forma temprana, la tasa de supervivencia a cinco años es de alrededor del 98 por ciento. Pero la tasa de supervivencia cae precipitadamente si la enfermedad ha alcanzado los ganglios linfáticos (62% de los pacientes después de cinco años) o se metastatiza y se propaga a otros órganos (18%), según la Sociedad Americana del Cáncer.
Esta es la buena noticia: Los pacientes de cáncer de piel tienen una mayor razón para la esperanza gracias a la investigación de vanguardia del melanoma que se lleva a cabo en Israel y los Estados Unidos.
Hace apenas 10 años, Israel tenía una de las tasas de melanoma más altas del mundo. Pero luego vino una mejor educación sobre los peligros de la exposición al sol y un esfuerzo para examinar a miles de mujeres para las mutaciones BRCA y alertarlas si tienen un mayor riesgo de la enfermedad. Ese esfuerzo, financiado en parte por el Fondo de Investigación del Cáncer de Israel, ha ayudado a llevar la tasa de melanoma de Israel a 18 en el mundo.
La doctora Harriet Kluger, oncóloga médica e investigadora de la Universidad de Yale, dice que la primera línea de defensa contra el cáncer de piel está en reducir la cantidad de piel expuesta al sol. Además, dice, todo el mundo debe visitar a un dermatólogo al menos una vez al año para asegurarse de que cualquier crecimiento sospechoso de la piel se evalúe con prontitud.
En el lado de la investigación, el investigador israelí, el Dr. Gabi Gerlitz, de la Universidad Ariel, está investigando el funcionamiento interno de las células de melanoma que migran – metastatizan – con la esperanza de descubrir cómo bloquear este proceso.
El Dr. Gabi Gerlitz de la Universidad Ariel está estudiando el funcionamiento interno de las células de melanoma que se metastatizan con la esperanza de un día bloquear este proceso en el melanoma y otros cánceres. (Cortesía de Gerlitz vía JTA)
Cuando los pacientes tienen cáncer, el 90% de ellos mueren a causa de la migración de las células cancerosas a los órganos vitales, no del tumor primario, señala Gerlitz. La pregunta es, ¿cómo migran las células?
Gerlitz y su equipo comenzaron estudiando el ADN en los núcleos de células de melanoma migratorias. Encontraron que el ADN se contrae cuando la célula empieza a emigrar, como si estuviera empacando apretadamente para un viaje.
“Cuando vemos a las células en movimiento, vemos las fibras llamadas citoesqueleto que ayudan a las células a migrar, así como a moverse y remodelar sus núcleos”, dijo Gerlitz. “Fuimos los primeros en estudiar este proceso. Más tarde, otros lo vieron ocurrir en células de leucemia, de colon y de cáncer de mama, lo que sugiere que es un fenómeno bastante general”.
Una vez que Gerlitz vio cómo se contrae el ADN para migrar entre otras células, comenzó a estudiar cómo y cuándo esta contracción afecta al gen. Su investigación está siendo respaldada por el Israel Cancer Research Fund, que recauda dinero en América del Norte para la investigación del cáncer en diferentes instituciones israelíes.
“Una vez que entendemos completamente lo que está cambiando exactamente en las células migratorias, podemos identificar objetivos para tratar a los pacientes con cáncer”, dijo. “Si sabemos que un gen específico es importante para la migración, podemos intentar interferir con él”.
En la Universidad Bar-Ilan de Israel, el Dr. Cyrille Cohen, jefe del laboratorio de inmunología e inmunoterapia tumoral, está usando una subvención de investigación del ICRF para centrarse en la inmunoterapia del cáncer: cómo estimular y mejorar el sistema inmunológico del cuerpo para prevenir o tratar el cáncer.
“El principio básico detrás de este campo es que nuestro sistema inmunológico es capaz de reconocer y matar células cancerosas bajo ciertas circunstancias”, explicó Cohen. “Creemos que esto sucede todo el tiempo, pero que a veces, debido a la presión externa – por ejemplo, lo que comemos o a lo que estamos expuestos, como el sol o el humo – más células cancerosas surgen en el cuerpo. Adquieren los medios para hacer frente a nuestras defensas naturales y el sistema inmunológico no puede cuidar de ellas.”
El laboratorio de Cohen se especializa en el estudio y la ingeniería genética de la respuesta al cáncer de células T, células cruciales para erradicar los virus y coordinar amplias reacciones inmunitarias. Su equipo ha desarrollado maneras de ajustar la respuesta de esas células para hacerlas más fuertes cuando están expuestas a las células cancerosas.
Este enfoque ofrece un enfoque personalizado para combatir el cáncer. Utilizando un puñado de pacientes de un ensayo clínico de los Institutos Nacionales de Salud, el equipo de Cohen utilizó la secuenciación de genes para identificar el número y los tipos de mutaciones en cada uno de los cánceres de los pacientes. Luego, utilizando un algoritmo informático, predijeron qué mutaciones serían perseguidas por las células T, y generaron moléculas sintéticas que imitaban las mutaciones en las células de melanoma.
Después de que los investigadores seleccionaron las células T específicas de las mutaciones de esos pacientes los investigadores descubrieron que las células T eran capaces de combatir los tumores cuando se inyectaban de nuevo en los pacientes. Ahora, la investigación de Cohen tiene como objetivo mejorar el proceso de predicción de células T y comprender mejor los requisitos para una respuesta inmune eficaz contra el cáncer.
Como un signo de la promesa de la investigación israelí, el Instituto de Investigación del Cáncer, la organización sin fines de lucro dedicada a la inmunoterapia, se está asociando con el Fondo de Investigación del Cáncer de Israel para financiar conjuntamente la investigación relacionada con la inmunoterapia en Israel.
Israel es conocido por su innovación médica, pero la financiación es difícil de conseguir, dice Jill O’Donnell-Tormey, directora general del Instituto de Investigación del Cáncer (CRI por sus siglas en inglés).
“El CRI siempre ha financiado la ciencia excepcional a nivel mundial. La asociación con el ICRF ayuda a asegurar que podemos unir la experiencia inmunológica del CRI con las relaciones de larga timepo de ICRF con las instituciones israelíes”, dijo. “Esperamos que nuestra colaboración atraiga a las mejores mentes científicas en Israel para centrarse en la investigación de inmunoterapia”.
Cualquier investigación exitosa llevada a cabo en Israel, dice O’Donnell-Tormey, “en última instancia afectará la vida de los pacientes de cáncer en todo el mundo”.
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