Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nagoya (Japón) han identificado una proteína en la superficie de las células del corazón que promueve el desarrollo de la insuficiencia cardiaca. De hecho, el estudio, publicado en la revista «The Journal of Experimental Medicine», sugiere que la inhibición de esta proteína podría ayudar a tratar una enfermedad que afecta a más de 20 millones de personas en todo el mundo.
La insuficiencia cardíaca es causada por una variedad de trastornos que dañan el corazón, incluyendo la enfermedad cardiaca coronaria, la hipertensión y la diabetes. Aunque inicialmente el corazón intenta compensar este daño y mantener su función –por ejemplo, aumentando su tamaño–, la función cardiaca disminuye gradualmente hasta que el corazón ya no es capaz de bombear suficiente sangre –y, por tanto, oxígeno y nutrientes– alrededor del cuerpo.
(CDC), alrededor de 5,7 millones de adultos estadounidenses padecen insuficiencia cardiaca y en torno a la mitad de los afectados fallecen durante los primeros cinco años tras el diagnóstico. De hecho, la insuficiencia cardiaca se encuentra detrás de una de cada nueve muertes en todo el país.
Nueva diana terapéutica
Los autores del nuevo estudio descubrieron que una proteína de señalización denominada ‘corticotropina’ y que libera el receptor hormonal 2 (Crhr2) se expresa en la superficie de las células del músculo cardiaco o ‘cardiomiocitos’, así como que los niveles de Crhr2 aumentan en los modelos animales –ratones– con insuficiencia cardiaca.
La inhibición de Crhr2 podría ser una estrategia terapéutica prometedora para los pacientes con insuficiencia cardiaca crónicaMikito Takefuji
Crhr2 es un receptor acoplado a la proteína G cuya capacidad para alterar la función de los cardiomiocitos es activada por una proteína llamada urocortina 2 (Ucn2). De hecho, el estudio revela que los niveles de Ucn2 se elevan tanto en la sangre de ratones y pacientes humanos con insuficiencia cardiaca. Unos resultados que, asimismo, también muestran que la administración sostenida de Ucn2 fue suficiente para reducir la función cardiaca en ratones sanos.
Los autores también encontraron que la activación de Crhr2 por Ucn2 estimula varias vías de señalización que llevan a la expresión de genes que deterioran la función cardiaca. Los ratones que carecían de Crhr2 estaban protegidos de los efectos de Ucn2 y eran resistentes a desarrollar insuficiencia cardiaca. Una pequeña molécula que inhibe Crhr2 fue igualmente eficaz en el mantenimiento de la función cardiaca después de daño al corazón.
En este contexto, cabe destacar que los receptores acoplados a la proteína G, caso de Crhr2, son considerados relativamente fáciles de activar o inhibir específicamente con fármacos específicos. Tal es así que, como destaca Mikito Takefuji, director de la investigación, «nuestros resultados sugieren que la activación constitutiva de Crhr2 causa disfunción cardiaca y que bloquear Crhr2 podría ser una estrategia terapéutica prometedora para los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica».
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